Histórica población a orillas del río Ebro, Zaragoza fue fundada por los romanos, que la denominaron Caesar Augusta. De esa época se conservan restos del foro y las termas, así como el teatro. Los árabes la llamaron Saraqusta y dejaron obras tan espléndidas como el formidable palacio de la Aljafería. Posteriormente, en la ciudad se desarrolló de manera notable el mudéjar aragonés, estilo artístico del que se conservan trazas en la catedral del Salvador y en otros templos, como la iglesia de Santa María Magdalena. A partir del siglo XVI se fue desarrollando la que hoy conocemos como plaza del Pilar, situada sobre lo que anteriormente había sido un cementerio. En sus alrededores fueron apareciendo diversas edificaciones de interés, como la Lonja, la iglesia de San Juan de los Panetes, con su característica torre inclinada, y la basílica del Pilar, segunda catedral de la ciudad, hecho inédito en el catolicismo. En la actualidad, Zaragoza es una localidad que destaca por su amplio bagaje cultural y pujanza económica, así como por una gastronomía basada en la dieta mediterránea.