Zanzíbar (por Jorge Sánchez)
Tanzania posee muchos lugares interesantes, como la montaña de Kilimanjaro, el lago Tanganica, el parque nacional Serengueti, el cráter de Ngorongoro… Pero hallándome en Dar es-Salam comencé mis visitas por el más cercano: la isla de Unguja, la principal del archipiélago de Zanzíbar. Abordé un ferri en el puerto y navegué hacia ella. Ya desde que la distinguí en su lejanía adiviné que sería uno de mis lugares favoritos de África. La llegada al puerto es espectacular y multitud de jóvenes te están esperando para ofrecerte alojamiento. Me alojé en un pequeño hotel en la zona que allí llaman Stone Town (Ciudad de Piedra).
Durante dos días visité lo más característico de la ciudad de Zanzíbar, prestando especial atención a la historia de la esclavitud. Por ejemplo, en el actual emplazamiento de la catedral anglicana se hallaba antes el mercado donde se vendían los esclavos; incluso existe un Memorial de la Esclavitud. Las callejuelas son estrechas y laberínticas, y muchos portones de las casas lucen preciosas orfebrerías y picaportes metálicos de diseño muy artístico, con los marcos de madera exhibiendo dibujos geométricos o de plantas y flores. En cuanto a las mujeres, algunas vestían hermosas telas de seda multicolores con las que se cubrían la cabeza. Muchas, al caer la tarde, salían al portal y se entregaban a la práctica del ganchillo de punto. En verdad Zanzíbar, tras casi un mes de cruzar selvas en Mozambique, me pareció un bello espejismo.
Me llamaron la atención las puertas de madera de teca de las casas, aunque averigüé que no se tallaban en Zanzíbar, sino en la India. Por la ornamentación de las puertas se puede adivinar la actividad del antiguo dueño: la trata de esclavos o la venta de clavo. Cuanto más ostentosa es la decoración de las puertas más rico era su propietario. Según las crónicas de su pequeño pero excelente museo, a Zanzíbar llegaron sumerios, asirios, indios, egipcios, fenicios, portugueses, árabes, chinos, malayos e ingleses. Zanzíbar llegó a ser tan importante en el comercio de esclavos y clavo, su producto nacional, que el sultán de Omán trasladó allí su capital. En 1890 Zanzíbar se convirtió en «protectorado» inglés, hasta que obtuvo la independencia en 1964, pasando a continuación a formar parte de Tanzania. Hoy, esta pequeña isla de unos novecientos mil habitantes, alberga consulados de Arabia, India, China, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, y sus lenguas oficiales son: swahili, árabe, hindi e inglés. A los dos días regresé satisfecho a Dar es-Salam y de allí tomé un tren que recorrió 1.300 kilómetros en cuarenta horas hasta Kigoma, a orillas del lago Tanganica.