Emplazada sobre un mirador rocoso asomado al río Duero y al que se conoce como Peñas de Santa Marta, los orígenes de la actual de Zamora se sitúan en época tardorromana o visigoda. Entonces era conocida como Senimure, denominación que cambió a Semurah en tiempos musulmanes. Protegida por murallas ya a comienzos del siglo X, éstas fueron ampliándose entre los siglos XI y XIII y se conservan en buena parte en la actualidad, incluido el acceso al que se conoce como puerta de Doña Urraca. Medieval era también el denominado puente de Piedra, aunque hubo de ser reconstruido en el siglo XVI tras una riada. Anteriormente existió el conocido como puente de Olivares, del que quedan aún restos junto a las aceñas homónimas. En el interior del recinto amurallado se encuentra la llamada Casa del Cid, una interesante muestra del románico civil. No se quedan atrás en cuanto a interés los más de veinte ejemplos de románico religioso existentes en el término municipal zamorano, entre las que sobresale por méritos propios la catedral. A partir del siglo XIII, la población fue perdiendo importancia paulatinamente. La recuperación económica llegó a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, traduciéndose en una veintena de edificios modernistas que constituyen la mejor muestra de este estilo arquitectónico en Castilla y León.