Voluptuosidad intrínseca
Aunque los habitantes de Vietnam están profundamente orgullosos de las espectaculares imágenes que pueden disfrutarse en la mundialmente famosa bahía de Hạ Long, no lo están menos de un lugar mucho menos renombrado, conocido como Tam Cốc. A pesar de que su significado es tres cuevas en el idioma local, a los vietnamitas les gusta referirse a este sitio como bahía de Hạ Long seca o bahía de Hạ Long en tierra, con lo que establecen una cierta comparación entre ambos puntos. He de decir que, cuando los visitamos a finales de Agosto de 2009, me pareció que el paisaje del segundo no desmerece en nada al bastante similar del primero. Y que en ciertos aspectos, como puede ser la voluptuosidad de sus redondeadas formaciones calizas tapizadas de un verde intenso, es incluso más relevante.
Cuando la carretera que une Hanoi y Ninh Bình se va acercando a esta última localidad, comienza a recortarse en el horizonte la silueta de numerosos monolitos rocosos, como si de islas en un mar seco se tratara. Aunque el color de la roca que las conforma tiende a ser grisáceo, están cubiertas casi por completo de una tupida vegetación debida a la abundante pluviosidad de la zona, que les confiere un atractivo aspecto boscoso. Su composición es mayormente caliza por lo que poseen una gran porosidad y, junto a la acción del agua a lo largo del tiempo, da como resultado la aparición de numerosas cuevas y galerías subterráneas.
Tomamos una barca en el muelle del pueblo de Văn Lâm, con el propósito de remontar el curso del río Ngô Đồng y llegar hasta las tres cuevas que dan nombre a la zona. Aunque la mencionada población es también conocida en Vietnam por la calidad de sus bordados artesanales, no cabe duda de que sus habitantes llevan dedicándose durante generaciones a la pesca u otras actividades acuáticas. Su habilidad es tal que manejan los remos con sus pies descalzos a la misma velocidad a la que lo hacen con las manos. Y no parece existir discriminación de sexo en el gremio de remeros, pues las mujeres, con sus cabezas casi siempre cubiertas por esos sombreros cónicos tan característicos del país, se manejan con una destreza similar a la de sus compañeros masculinos.
Había caído un aguacero considerable cuando nos aproximábamos a Văn Lâm, pero por fortuna la lluvia cesó al disponernos a subir al bote. Impulsados por dos remeros, poco a poco fuimos ascendiendo por el cauce del río, que transcurre entre arrozales y cuya superficie suele estar flanqueada por numerosas flores de loto que emergen de sus aguas. Teníamos ante nuestros ojos algunas de las estampas más típicas de Vietnam: campesinos trabajando en las plantaciones, pescadores colocando sus redes, recolectores de algas con la vista puesta en las tranquilas aguas del río. Todo fluye despacio en Tam Cốc, tanto las aguas del Ngô Đồng dirigiéndose con calma hacia su destino final en el delta del río Rojo, como la vida misma de los habitantes de la zona, que parece transcurrir a un ritmo mucho más pausado que el habitual en esta parte del país.
Así llegamos hasta la primera de las tres cuevas, denominada Hang Cả, donde el río se abre paso unos ciento veinte metros a través de una impresionante mole caliza. En la gruta no se ve nada, pero se percibe un ambiente fresco y apacible, como si nadie se atreviera a quebrar el silencio allí. Poco después se divisa la entrada de Hang Hai, segunda cueva, de unos sesenta metros de longitud y con una cubierta bastante baja en la que se aprecian algunas estalactitas. E inmediatamente se llega a Hang Ba, la tercera y más corta de todas con sus aproximadamente cincuenta metros de largo, cuyo techo parece casi tocar el agua. Tras ella, el paisaje cambia abruptamente y parece que las formaciones rocosas se funden en una sola, junto a la que el Ngô Đồng discurre encajonado desde sus orígenes. Un panorama grandioso que por fin la UNESCO se ha decidido a proteger declarándolo Patrimonio Mundial, aunque para ello haya habido que esperar hasta 2014.
A mi Tam Coc me pareció la sorpresa mas agradable de todo el viaje a Vietnam. De Halong y de Hoi An has oído hablar y te esperas mucho, pero Tam Coc es una maravilla bastante menos conocida y sin tanta movida turística alrededor. Al menos en 2008.
Hay un templo que se llama Hang Mua encaramado en lo alto de una de las agujas de piedra de Tam Coc que ofrece unas vistas maravillosas. Y no habia nadie. Uno de los mejores ratos de todo el viaje. Daba risa (o pena) que no fuese PdH. Tarde pero lo han corregido
Además comimos genial 🙂
Buen post Floren
A mí también me sorprendió bastante Tam Coc, probablemente debido a que era el lugar sobre el que tenía menos referencias entre los que visitamos en Vietnam. Y me pareció un sitio totalmente imprescindible, quizás el más pintoresco en el que seguramente es el país más fotogénico que he visitado. No subí hasta el templo que mencionas, lástima porque las vistas deben ser increíbles.
Muchas gracias, Nacho.