Lo primero que visité en el centro de Belém fue el famoso mercado Ver-o-Peso, el símbolo de la ciudad. Me gustó mucho su arquitectura exterior. Entré a ver su intensa actividad y la venta de cosas de santería y de brujería, pero sobre todo fijándome en la original estructura metálica, que había sido traída de Francia y diseñada siguiendo la tendencia francesa de la Belle Époque. Vi en un letrero que en portugués su nombre completo era: Mercado de Ferro do Ver-o-Peso.

Durante el período de la Fiebre del Caucho (Ciclo da Borracha), el puerto de Belém adquirió un gran auge internacional y riqueza debido a su frenética actividad comercial.

Tras respirar la agradable atmósfera de ese mercado y de las cafeterías junto al río, proseguí con mis visitas a los lugares más remarcables de la ciudad, como la Torre del Reloj (que había sido traída de Inglaterra), la fortaleza o Forte do Presépio más su Museu do Encontro, dedicado a las etnias de la región de Pará y sus prácticas caníbales, más la catedral y la «iglesia de los negros» (Igreja de Nossa Senhora do Rosário dos Homens Pretos), donde iban los esclavos africanos.