Uxmal (por Jorge Sánchez)
Con base en Mérida, cada día solía realizar una excursión a sitios precolombinos vecinos, volviendo por la noche a nuestro hostal meridano, donde en la Plaza de Armas ofrecían jotas aragonesas, que allí llaman jarana o jarana yucateca, y es la danza nacional del Yucatán, que mezcla jotas de Aragón con las danzas de la cultura maya, y no nos queríamos perder ningún espectáculo de lo preciosos y coloridos que eran. A Uxmal fuimos el día siguiente de Chichén Itzá. Nos gustó incluso más que Chichén Itzá y a ello contribuyó, probablemente, el nombre evocador de una pirámide, llamada del Adivino. Por esos días estábamos leyendo el libro maya Popol Vuh, y todo lo relacionado con la magia nos atraía.
Además, había un juego de pelota maya y la decoración de las paredes. Vimos palacios de los gobernadores, templos varios, la Casa de las Tortugas y un sitio llamado Cuadrángulo de las Monjas. Todos estos nombres fueron dados por los españoles. El juego de pelota consistía en un agujero de piedra sobre una pared; debía ser una especie de baloncesto maya.
Yo me quedé embelesado frente a la Pirámide del Adivino, tanto es así que pedí a mi compañera que me hiciera una foto frente a ella. Me encantaba su forma y siempre volvía a ella. Encontraba perfecta esa pirámide, más bella incluso que la de Keops, aunque mucho más pequeña. Mientras Keops tiene una altura que casi alcanza los 137 metros, la del Adivino (también conocida por la del Hechicero, o del Enano) tiene una altura de sólo 35 metros. Tras esa visita regresamos a Mérida para presenciar las bellísimas jotas aragonesas.