Trenes de montaña indios (por Jorge Sánchez)
He tenido la suerte de viajar en estos dos trenes, que en la India llaman Toy Train, fue en el año 1989. El primer tramo lo realicé desde Darjeeling hasta Jalpaiguri, o unos 80 kilómetros, trayecto que al tren le tomó 8 horas en recorrer. El tren arrastraba dos vagones de 17 asientos cada uno, y la locomotora funcionaba con carbón que uno de los maquinistas echaba a la caldera con ayuda de una pala. Hizo varias paradas entre Darjeeling y New Siligury.
La altura del tren era de unos 2 metros y el ancho de las vías no sería de más de 50 centímetros. El maquinista tocaba el claxon en los cruces y en las curvas para no atropellar a los indios. A veces se atravesaban poblados. En una ocasión el tren se paró unos segundos para no arrollar a un hombre que estaba acuclillado en medio de la vía desembarazándose de sus deposiciones fisiológicas, y hasta que no acabó de su faena no se levantó, mientras nosotros esperábamos. Las vistas de las montañas eran extraordinarias, así como el follaje y las plantaciones de té que atravesamos.
El segundo Toy Train que abordé fue meses más tarde en Mysore y me llevó hasta Ooty, o su verdadero nombre Ootacamund (a no confundir con Ocata de Munt, en la provincia de Barcelona, España). Iba viajando con una chica de Almería que vivía en Suiza (María) y ella fue la que me dio las fotos. La de la niña la tomó en el tramo de Karnataka; era su vecina de asiento.
Nos separaron en el tren, yo iba en el vagón de los hombres y ella en el de las mujeres. Ese segundo trayecto fue más selvático que el primero. Viajar en esos trenes era como una atracción de Disneylandia.