Torugart (por Jorge Sánchez)
Era el año 1996, iba viajando por ciudades de la Ruta de la Seda por Asia Central junto a diez compañeros; nueve de ellos eran españoles provenientes de diversas regiones: Madrid, Islas Canarias, Cataluña y Valencia. La décima persona era una chica andorrana.
En Tashkent (Uzbekistán) alquilamos un minibús con dos chóferes para que nos depositaran en la frontera entre Kirguistán y China, donde ya nos las arreglaríamos para encontrar transporte hasta la ciudad de Kashgar, en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang.
La primera noche dormimos a orillas del lago Issyk-Kul. Y al día siguiente, antes de dirigirnos a la frontera con China, hicimos un corto desvió hasta un lugar que a todos nos encantó y era paso de las caravanas de la Ruta de la Seda: el caravanserai de Tash Rabat. Era un complejo más bien pequeño pero de formas muy atractivas. En la guía turística de uno de mis compañeros se especulaba que quizá fuera una iglesia nestoriana, aunque hoy se cree que probablemente fue un templo budista. A punto estuvimos de quedarnos allí a dormir en una yurta, pero al final no nos desviamos de nuestro plan de viaje y proseguimos hasta el paso fronterizo de Torugart.
Para celebrar el haber llegado al paso de Torugart, nos hicimos una foto con nuestros dos chóferes junto a un letrero en el puesto fronterizo kirguís. Yo aparezco en el centro, de pie junto a dos chicas. Poco después nos despedimos de nuestros dos chóferes uzbecos, que regresaron a Tashkent. Tuvimos suerte y pronto apareció un autobús chino, que nos transportó hasta la mítica Kashgar.