Paradigma de toda la obra de Gaudí, el denominado Templo Expiatorio de la Sagrada Familia supuso todo un reto y un empeño personal para el genial arquitecto catalán. Comenzó a trabajar en él a comienzos de la década de los ochenta del siglo XIX y lo hizo hasta el resto de sus días, de manera exclusiva durante los últimos doce años de su existencia. Sin embargo, solo pudo ver completados el ábside, la cripta y la extraordinaria fachada de la Natividad, dejando el resto para generaciones futuras. Los trabajos siguen adelante en la actualidad y se prevé que, una vez completados, el resultado esté a la altura de su autor. La basílica tiene planta de cruz latina, con cinco naves centrales y tres en el transepto. Contará con dieciocho torres, doce repartidas entre las tres fachadas en honor a los apóstoles, cuatro en el crucero por los evangelistas, una rematando el ábside para la Virgen y un cimborrio en el centro dedicado a Jesucristo. Esta última superará los ciento setenta y dos metros, convirtiendo al templo en el más alto de la cristiandad. La finalización de las obras está prevista para 2026, cuando se cumple el centenario del fallecimiento de Gaudí.