Tal y como solían hacer en los lugares conquistados, los romanos ampliaron el teatro existente en Petra tras hacerse con el control de la ciudad a comienzos del siglo II. La datación del original es complicada, aunque corresponde con toda seguridad al periodo nabateo y es posible que fuera construido justo a comienzos de nuestra era. Se calcula que esta edificación tenía capacidad para unos tres mil espectadores, que se triplicaron con la reestructuración efectuada en época romana. El teatro fue completamente tallado en la roca, con excepción del proscenio, donde se aprecia un cierto trabajo de albañilería. Contaba con un graderío formado por cuarenta y cinco filas, separadas en tres zonas mediante el uso de dos diazomatas. A los asientos se accedía a través de siete escaleras. El conjunto está orientado al noreste para evitar que el sol deslumbrara a los participantes durante las representaciones.