No supone el mejor ejemplo de conservación, pero el teatro de la antigua Brixia mantiene vigente su interés. Fue probablemente construido en tiempos de Vespasiano y ampliamente reformado en la época de Septimio Severo, un par de siglos más tarde. A pesar de un incendio, ocurrido en el siglo IV, y un posterior terremoto, sucedido un siglo después, fue utilizado hasta el siglo XII, cuando cayó en desuso y fue abandonado por completo. Se edificó aprovechando la pendiente de una colina, a la manera de los teatros griegos y a diferencia de los romanos, cuyas gradas más bajas no se apoyaban directamente sobre el terreno. Sus dimensiones son considerables, pues la construcción al completo mide cerca de noventa metros de largo y el escenario se acerca a los cincuenta metros. Su capacidad era de unos quince mil espectadores y se le considera uno de los teatros romanos más grandes entre los existentes en Italia.