Si ayer os describía ese vivido día de la Ashura en Pakistán (celebración en recuerdo del martirio y decapitación del Imán Hussein) quien diría al morir una célebre frase como que «morir con dignidad es mejor que vivir con humillación» y quizás la versión antigua de «vale más morir de pie que vivir de rodillas», en este penúltimo día de viaje visitaríamos otros muy históricos lugares de este país.

A las afueras de Islamabad, a unos 35 kms en dirección Peshawar, se encuentra uno de los grandes lugares arqueológicos de este sur de Asia. Se trata de Taxila, en otras épocas la antigua Gandhara, que fue construida y ocupada durante siglos por distintas civilizaciones, y hoy en día es reconocida como valioso yacimiento arqueológico y museo por la UNESCO. Sus orígenes se remontan a unos 2.600 años atrás y entre otros insignes protagonistas de la historia que pasaron por ella, se encuentran el persa Darío I, el también gran conquistador macedonio Alejandro Magno y hasta el apóstol Tomas, quien según cuenta la leyenda, viajó hasta aquí despues de la muerte de Cristo en Jerusalén, y llegó a trabajar en ella de carpintero.

Pero si tuvo un muy importante tiempo, fue aquel en el que era un notable centro de aprendizaje hinduista y budista, como así lo atestiguan las 75 estupas que pudimos ver en el área de Dharmarajika, junto a su gran mamá estupas de muy asombrosa dimensión para la época en esta zona. Paseando entre las ruinas, viendo algunas de las todavía bien conservadas esculturas de animales y budas adosados a las bases de esas estupas, nos trasladaríamos un poco al día a día de esa época de estudio filosófico de la vida. Y es que si en algo se diferencia el budismo de las otras religiones es en ser casi más un pensamiento filosófico que un credo religioso.

La otra importante área que visitaríamos, dentro de este siempre fértil valle donde tantos miles de humanos vivieron de las abundantes cosechas, sería la de Sirkap. Todavía hoy, de las escasas ruinas restauradas en un principio por el arqueólogo inglés John Marshall, se percibe lo bien urbanizada y organizada que estaba ya tantísimos siglos atrás.

Dejando esta ya relativamente cerca de Afganistán Taxila, donde también estaban, hasta que los talibanes las volaron, otras altas figuras de Buda con grandes pies como la que os comparto, nos iríamos en la tarde a visitar el principal monumento de la actual capital Islamabad, y todo un orgullo patrio para los pakistaníes. El Monumento a PAKISTÁN, situado sobre una céntrica colina, preside la ciudad y a él acuden miles de personas cada día, provenientes de las cuatro regiones del país, representadas por sus grandes cuatro pétalos que se unen, siendo otros tres más pequeños intercalados los que representan a los otros tres territorios que completan esta hoy República Islámica de Pakistán. Finalizo relato del día, informándoos que como hago en casi todos mis viajes, mi última visita es a un local estilista. Salam Alecum Friends!