Fundada por los romanos con la denominación de Tarraco, la ciudad de Tarragona se ubica a orillas del Mare Nostrum, al cual se asoma desde el conocido como balcón del Mediterráneo. Es éste un acantilado de unos veinte metros de altura, desde donde se aprecia una bella panorámica de la ciudad y el mar donde parece integrarse. Tras caer en manos musulmanas, la población fue definitivamente reconquistada por los cristianos en el siglo XI. En el siglo XII se iniciaron las obras de construcción de la catedral, que no se concluirían hasta dos siglos más tarde. Posteriormente, Tarragona vivió numerosas vicisitudes que incluyeron asedios, epidemias de peste y asaltos piratas. En su recuperación fue fundamental el papel del puerto, que ayudó a desarrollar una floreciente industria petroquímica. En la actualidad, cuenta con unos ciento treinta mil habitantes y entre su patrimonio destacan numerosos restos romanos distribuidos por el centro de la ciudad. Merece especial mención el magnífico anfiteatro, que podía albergar unos quince mil espectadores.