Tarraco (Cataluña)
No se tienen noticias concretas de la fundación de Tarraco, aunque existen referencias a esta importante localidad romana desde finales del siglo III a.C. Tras la reforma territorial efectuada por Augusto a comienzos de nuestra era, pasó a ser capital de la provincia Tarraconensis, una de las tres en las que se dividía la Península Ibérica. Se estima que su población en esa época debía de estar en torno a los treinta mil habitantes, dedicados fundamentalmente al comercio. Para ello disponían de un floreciente puerto, mientras que sus actividades lúdicas las realizaban en el teatro, anfiteatro y circo con los que contaba la ciudad. De todos ellos se han mantenido restos, que han llegado hasta nuestros días en diferente estado de conservación. Destaca el anfiteatro, localizado junto al mar y con capacidad para unos quince mil habitantes. Se han conservado también vestigios de las murallas y de parte del Foro, así como del magnífico acueducto que abastecía la población. Destacan asimismo la torre funeraria denominada Torre de los Escipiones y el arco de triunfo de Bará, situado ya en el exterior del actual municipio tarraconense.