Susa (por Jorge Sánchez)
A la entrada al complejo arqueológico de Susa hay que comprar 4 billetes por 350.000 riales. Uno corresponde a la Apadana (sala de audiencias), o un fragmento del palacio de Darío I. Otro a los restos de la histórica Susa; otro para ver un castillo y el cuarto te daba acceso al museo. Comencé por la Apadana pues se localizaba entrando a mano izquierda. Allí vi todo plano, los fundamentos del antiguo palacio, y lo mismo cuando me adentré en el campo para observar los restos de Susa, la que fue una de las ciudades más importantes del mundo antiguo. Todo era desolación, en nada se parecía a Persépolis donde, al menos, se observan vestigios arqueológicos importantes y uno con un poco de imaginación se puede hacer una idea de la magnificencia de la ciudad en sus tiempos.
Hacía más de 40 grados a la sombra, ya había agotado la botella de litro de agua, así que a los 20 minutos o así de caminar por entre agujeros, me marché a la tercera atracción turística, el castillo, que parecía francés y construido en los tiempos medievales. A la entrada había una placa que decía que fue erigido a finales del siglo XIX por el famoso geólogo y arqueólogo francés Jacques de Morgan para alojarse durante sus excavaciones en Susa, que duraron hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Finalmente entré en el museo (¡con aire acondicionado!) donde permanecí casi una hora observando los objetos exhibidos y hablando sobre la historia de Irán con un guía local. Antes de abandonar el sitio arqueológico le pedí a un indígena que me tomara una foto junto al signo de UNESCO explicando el sitio de Susa. Tras ello caminé a una mezquita que preserva la tumba del profeta Daniel.
La Biblia asegura que Daniel vivió en Susa durante el cautiverio de Babilonia del siglo VI antes de Jesucristo, y también fue en Susa donde Ester fue nombrada reina de Persia, salvando posteriormente a los judíos del genocidio. Sin embargo, hay muchos escépticos que dudan de la autenticidad de la tumba de Daniel. Sea como fuere la tumba es muy venerada por los locales, como pude comprobar cuando la visité.