Visité el Parque Nacional Stolby (que en ruso significa pilares) en el año 1994. Iba viajando en un camión, camino de Mongolia, junto a un grupo de ornitólogos españoles, y nos detuvimos en la ciudad de Krasnoyarsk para comprar comida. Como disponíamos de todo el día por delante el conductor propuso mostrarnos este parque. Todos aceptamos gozosos.

Descendimos a la entrada del parque y desde allí caminamos unos kilómetros, hasta encontrarnos con el primer grupo de stolby, o los pilares rocosos, de formas fantásticas. A mí me recordaron las montañas de Montserrat, en la provincia de Barcelona. Había varios alpinistas rusos que las escalaban. Esos escaladores son llamados Stolbystas. Durante un par de horas descubrimos el paisaje a pie y hasta visitamos un hospital para animales heridos, como pájaros y osos. Una vez curados los devolvían a la libertad. Meses después, de vuelta en España, mis compañeros de viaje me regalaron fotos en papel de ese parque, pues yo viajaba sin cámara.

En el año 2018 regresé a Krasnoyarsk con el objetivo de embarcarme por el río Yeniséi hasta el océano Glacial Ártico. Al disponer de tiempo abordé un autobús y me dispuse a entrar de nuevo en ese parque para tomar fotos, pues ya viajaba con aparato fotográfico. Pero en la entrada me impidieron seguir adelante. La razón era que últimamente habían visto merodear osos, lo cual era peligroso para los humanos. Al parecer, en ese parque hay osos que imitan al Oso Yogui, de Yellowstone, que siempre está robando cestas de comida a los turistas, a pesar de los consejos de su buen amigo Bubu. Resignado, retrocedí a Krasnoyarsk, pensando que debido a ese inconveniente va a ser muy difícil que UNESCO elija ese sorprendente parque como uno de sus Patrimonios Mundiales.