Soñar no cuesta nada: África
Crédito: Monica Guy
Inmersos en una situación surrealista y que parece sacada de una película de ciencia ficción por mor de un extraño ente al que se conoce como coronavirus, no corren buenos tiempos para los viajeros. Ni tan siquiera para los soñadores, que, a pesar del tiempo que pueden dedicarle a su actividad preferida, andan un tanto decaídos y apesadumbrados ante el desolador panorama que tienen por delante. Las posibilidades de que sus sueños trastoquen en realidades se van reduciendo considerablemente, al menos a corto plazo, y la luz al final del túnel se antoja tan tenue como lejana y dispersa.
Sin embargo, como siempre por estas fechas, nos disponemos a desvelaros algunos de nuestros sueños. Sueños que cada año que pasa tienen más complicado salir del limbo al que están condenados ante su imposibilidad de adquirir una presencia tangible. Sueños que parecen estar tejidos con el hilo de lo imposible, en vista de su futilidad. Sueños traviesos, revestidos de una apariencia modosa. Sueños sublimes, aunque rodeados por un halo de austeridad. Sueños escondidos, que hibernan durante todo el año para salir a la luz justamente en este momento.
En similares fechas de los años precedentes hemos ido descubriendo lugares que pretendíamos visitar en España, otros que soñábamos ver en Europa, unos cuantos más a los que un día llegaríamos en Asia y algunos que teníamos pendientes en América. Nos enfocamos en esta ocasión en África, continente que nos produce una sensación agridulce y que es un poco nuestra gran asignatura pendiente. De los cincuenta y cuatro estados soberanos que comprende el continente africano en la actualidad tan solo hemos pisado trece, por lo que nuestro margen de mejora es amplio. ¿Volveremos a África algún día? Está difícil la cosa, pero, por si acaso, aquí tenéis nuestras preferencias.
Cataratas Victoria (Zambia / Zimbabwe): Con una anchura de casi dos kilómetros y más de cien metros de caída, las denominadas Cataratas Victoria constituyen todo un espectáculo de la naturaleza. Están situadas en la frontera entre los estados de Zambia y Zimbabwe y las forma el río Zambeze al desplomarse hacia un estrecho y profundo abismo. Aunque no esperéis que me dé un baño en la conocida como piscina del diablo.
Tassili n’Ajjer (Argelia): Más de quince mil petroglifos se han hallado hasta ahora en esta zona desértica del sureste de Argelia. Los más antiguos se han datado en unos doce mil años, lo que los situaría a finales del Paleolítico y comienzos del Neolítico. Entre las numerosas representaciones de animales y figuras humanas destaca la conocida como Matalem-Amazar, que representa una suerte de chamán con el cuerpo recubierto de hongos y ha dado lugar a diversas teorías respecto a su origen.
Virunga (República Democrática del Congo): De la importancia de este espacio natural da idea el hecho de ser el primer parque nacional declarado en África. Está situado en la orilla congoleña del lago Eduardo y destaca por la enorme biodiversidad que alberga, además de ser uno de los últimos refugios de los amenazados gorilas de montaña. Dos volcanes activos se encuentran en su territorio, que supera los ocho mil kilómetros cuadrados de superficie.
Meroe (Sudán): No solo existen pirámides en Egipto y buena prueba de ello son las que se encuentran en el lugar del actual Sudán conocido como Meroe. Esta antigua ciudad fue capital del reino de Kush, que floreció siglos antes de nuestra era. La población fue destruida aproximadamente en el siglo IV, posiblemente a causa de una invasión llegada desde el sur aunque no existe documentación alguna al respecto.
Parque Nacional del Lago Malawi (Malawi): También conocido como Lago Nyasa, el lago Malawi sobresale por su alta densidad de especies piscícolas de agua dulce, que se aproxima al millar. El hecho de haberse formado hace varios millones de años y sus fluctuaciones de nivel han provocado que sus aguas almacenen una biodiversidad única, cuya adaptación resulta tan importante para el estudio de la evolución como la ocurrida en las Galápagos.
Agadez (Níger): Fundada en el siglo XIV, Agadez fue una de las principales paradas de la ruta comercial transahariana. Considerada la capital tuareg, la ciudad contaba con unos treinta mil habitantes ya en el siglo XV y jugaba un importante papel para las caravanas que atravesaban el desierto. En esos tiempos se construyó la Gran Mezquita, aunque fue rehabilitada a mediados del siglo XIX en el estilo original.
Lalibela (Etiopía): Famosa por sus iglesias talladas en la roca, Lalibela es uno de los principales centros de peregrinación en Etiopía. Fue un rey de apellido Lalibela quien otorgó su nombre a la población, anteriormente llamada Roha. Practicante de la religión cristiana, impulsó la construcción de varios templos, que fueron tallados en sendas rocas como prueba de humildad y espiritualidad. En la actualidad, sus habitantes siguen siendo miembros de la iglesia ortodoxa etíope en su mayoría.
Bwindi (Uganda): Conocido como bosque impenetrable debido a su difícil accesibilidad, Bwindi está situado al suroeste del territorio ugandés. De la amplia gama de especies que contiene da idea que, en apenas trescientos treinta kilómetros cuadrados de territorio, tengan su hábitat ciento veinte especies de mamíferos, trescientas cincuenta de aves e incluso doscientas veinte de mariposas. Sin olvidar la flora, cuyas más de mil especies lo convierten en uno de los más diversos de África Oriental.
Tombuctú (Mali): Cuando era niño soñé en innumerables ocasiones en llegar hasta Tombuctú, lugar mítico donde los haya. Fundada por los tuareg a comienzos del siglo XII, es conocida como ciudad de los trescientos treinta y tres santos y fue vital para el desarrollo del Islam en África durante los siglos posteriores. Mezquitas, madrasas y mausoleos se disputan el espacio con viviendas de adobe, esperemos que por muchos siglos más si es que la amenaza de desertificación lo permite.
Atsinanana (Madagascar): Situado en la zona este de Madagascar, este espacio comprende seis parques nacionales diferentes. El nexo de unión entre ellos, aparte de que todos están localizados en la parte oriental del estado, es la abundancia de lémures, género de primates que comprende más de cien especies exclusivas de esta isla. Estos bosques lluviosos resultan también de vital importancia para la supervivencia de una biodiversidad tan exclusiva como la del país malgache.
Leptis Magna (Libia): La pax romana se extendió por todo el norte de África y diversas muestras de esta prominente civilización han llegado hasta nuestros días. Una de las mejor conservadas es Leptis Magna, población de origen fenicio que más adelante pasó a manos cartaginesas y luego romanas. Allí nació el emperador Septimio Severo, quien dio un fuerte impulso a su ciudad natal, desarrollando numerosas obras civiles que hicieron de ella una de las localidades africanas más importantes en su época.
Maloti (Lesotho): Parte de la cordillera Drakensberg, las montañas localmente conocidas como Maloti se acercan a los tres mil quinientos metros, constituyendo el punto más elevado del pequeño estado de Lesotho. Pero, debido a mi escaso aprecio a la altura, lo que realmente me interesa en este lugar son los numerosos petroglifos dejados allí por los bosquimanos a lo largo de un periodo de aproximadamente cuatro mil años.
Isla de Mozambique (Mozambique): Al parecer, fue el propio Vasco da Gama quien estableció un asentamiento en este lugar a comienzos del siglo XVI, convirtiéndose en el primero de su tipo en África. Poco después se construyó la capilla de Nuestra Señora del Baluarte, que se considera la construcción más antigua hecha por los europeos en el hemisferio sur. En esta pequeña isla, de aproximadamente un kilómetro cuadrado de superficie, existen también otras construcciones relevantes, como el fuerte de San Sebastián, de mediados del siglo XVI.
Delta del Okavango (Botswana): Aunque tiene una longitud considerable, de unos mil setecientos kilómetros de recorrido, el Okavango no pasaría de ser un río más, si no fuera porque, de repente, desaparece. Mucho antes de su desembocadura natural en el mar, sin saberse muy bien cómo, se dispersa en varios tramos y forma un delta interior de unos veinte mil kilómetros cuadrados. Y no solo eso, sino que la fauna salvaje que habita este maravilloso lugar deja atónito a todo el que tiene la suerte de visitarlo.
Sossusvlei (Namibia): Y como guinda de este recorrido por buena parte del continente africano nos acercamos al desierto del Namib, que dio nombre al actual estado de Namibia. Sossusvlei es un antiguo lago endorreico devenido en salar y rodeado por unas dunas de aspecto rojizo que constituyen una de las imágenes más características del continente africano. ¿Y sabéis qué? Si los hados me lo permiten, algún día las pisaré.