A diferencia de lo que suele pensarse, no fue San Patricio el primer cristiano que pisó Irlanda. Fue precedido por Palladius, que fue enviado por el papa Celestino I a evangelizar la isla en la primera mitad del siglo V. Un siglo y medio después, el cristianismo se había extendido por todo el territorio irlandés y diversos monasterios habían sido establecidos por un número importante de eremitas. Así, Clonmacnoise fue fundado a mediados del siglo VI por San Ciarán, mientras que en la segunda mitad de ese mismo siglo San Kevin creó Glendalough. Anteriormente lo habían sido Monasterboice de la mano de San Buithe e Inis Cealtra por San Colum, mientras que Kells y Durrow fueron obra de San Columba también a mediados del siglo VI. Todos ellos mantienen restos de las edificaciones monacales en diferente estado de conservación y comparten la existencia de diversos ejemplos de cruces celtas en lo que fueron sus dependencias. Entre ellas destacan las de Monasterboice, consideradas las mejores del país.