Sin ton ni son
Recabar información para la escritura de estos puntos de interés en España, lista en la que he invertido varios meses de dedicación parcial, me ha llevado a darme cuenta del caos existente en torno a la protección del vasto patrimonio español. Duplicidades, figuras de protección de escasa relevancia o falta de coherencia con respecto a los bienes protegidos en las diecisiete Comunidades Autónomas que conforman el territorio nacional están a la orden del día y mucho me temo que estos comportamientos van in crescendo, acordes a la inestable situación política que vive el país. Pero corramos un tupido velo sobre la escabrosa política hispana y vayamos al grano.
Yendo de mejor a peor, los criterios para la protección del patrimonio costumbrista me parecen bastante coherentes. Además de la declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO, a nivel estatal se tienen las figuras de Fiesta de Interés Turístico Internacional y Fiesta de Interés Turístico Nacional, a las que se añaden Fiesta de Interés Turístico Regional y B.I.C. con categoría de Bien Inmaterial para cada Comunidad Autónoma. Faltaría cierta coherencia en la declaración de estos últimos y, especialmente, una visión menos egocéntrica y más centralizada en los candidatos propuestos para ser declarados Patrimonio Cultural Inmaterial. El ejemplo más paradigmático es el de la Semana Santa, inigualable acervo popular independiente de las creencias, que no se somete a consideración de la UNESCO por su identificación con una religión determinada.
La cosa empeora bastante en lo que respecta al patrimonio cultural. Hasta la transferencia de estas competencias a las Comunidades Autónomas existía una base de datos centralizada que recogía todos los bienes declarados B.I.C. Correspondían éstos a las categorías de Conjunto Histórico, Jardín Histórico, Monumento, Sitio Histórico y Zona Arqueológica, más un conjunto Sin Categoría que englobaba fundamentalmente a blasones y cruces de término. Tras el paso de testigo a las autonomías, la mencionada herramienta se dejó de actualizar y permanece en estado incoherente. Cada territorio empezó a declarar sus propios B.I.C. y surgieron nuevas categorías, como Bien Cultural Calificado en el País Vasco o Bien de Interés Patrimonial en la Comunidad de Madrid. Algunas CCAA, como la Región de Murcia por ejemplo, han hecho el intento de mantener una base de datos que incluya todas sus declaraciones, pero ésta no suele ser la norma y, en general, la desactualización es evidente. No complica demasiado el tema la UNESCO, que a este nivel tan solo tiene definida la figura de Patrimonio Mundial.
Pero donde realmente se pone de manifiesto la condición de reino de taifas del estado español en lo que a la protección del patrimonio se refiere es en su vertiente natural. Desde la transferencia de su gestión a las Comunidades Autónomas, éstas andan como pollos sin cabeza definiendo figuras de protección sin ton ni son con el fin de diferenciarse del resto. Así, a las habituales Monumento Natural, Parque Nacional, Parque Natural y Reserva Marina se les han unido otras nuevas, algunas de ellas bastante exóticas, como Árbol Singular, Área Natural Singular, Corredor Ecológico y de Biodiversidad, Microrreserva de Flora, Paisaje Protegido, Paraje Natural, Paraje Natural Municipal, Parque Regional, Parque Rural, Reserva Natural, Reserva Natural Especial, Reserva Natural Integral, Sitio de Interés Científico y Zona de Interés Regional. Junto a las históricas Reserva Nacional de Caza y Sitio Natural de Interés Nacional; las internacionales Sitio Ramsar, Zona de Especial Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves; así como las gestionadas por la UNESCO Geoparque, de nuevo Patrimonio Mundial y Reserva de la Biosfera, componen un auténtico galimatías que deriva en constantes duplicidades.
Termino con algunos ejemplos, con el fin de dejar constancia del desaguisado. En 1989 quedó constituido el Parque Natural Sierra de las Nieves, que protege una superficie de 201,63 kilómetros cuadrados en el interior de la provincia de Málaga; en 1995, la UNESCO declaró la Reserva de la Biosfera Sierra de las Nieves y su Entorno, con una superficie de 932,27 kilómetros cuadrados; y en 2021 se creó el Parque Nacional Sierra de las Nieves, con una superficie de 229,79 kilómetros cuadrados. De manera similar, la UNESCO declaró la Reserva de la Biosfera Sierra Nevada, con una superficie de 1722,38 kilómetros cuadrados en 1986; posteriormente fueron creados el Parque Natural Sierra Nevada, con una superficie de 863,55 kilómetros cuadrados, en 1989; y el Parque Nacional Sierra Nevada, con una superficie de 862,08 kilómetros cuadrados, en 1999. Pero la palma se la lleva el Parque Nacional Doñana, declarado en 1969 con 542,51 kilómetros cuadrados de superficie; a su vez, la UNESCO creó la Reserva de la Biosfera Doñana, con 2647,29 kilómetros cuadrados de superficie terrestre y 44,92 kilómetros cuadrados de superficie marina, en 1980; en 1982 se declaró el Sitio Ramsar Doñana, con una superficie de 1116,46 kilómetros cuadrados; y en 1989 fue creado el Parque Natural Doñana, con una superficie de 682,36 kilómetros cuadrados. Si a esto le añadimos que todo, o parte, del territorio de Doñana está protegido bajo la figura de Patrimonio Mundial y las de la Red Natura 2000 Zona de Especial Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves, creo que queda meridianamente claro lo que intento transmitir.