Ubicada en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, punto en el cual se sitúa su imponente alcázar, Segovia es la capital de la provincia castellana homónima. Su origen parece ser celtíbero, aunque hay evidencias de un poblamiento neandertal en algunos abrigos cercanos. La única traza romana que permanece es su famoso acueducto, desconociéndose si en la zona existió un asentamiento importante durante la época. Sí se tienen noticias de una población en época visigoda y musulmana, aunque quedó abandonada una vez finalizó la invasión islámica. A partir de finales del siglo XI comenzó su repoblación, dando como resultado la ciudad que conocemos hoy día. Ya en el siglo XVI, Segovia se unió a la revolución comunera bajo el mando de Juan Bravo, a quien se homenajea con una estatua en el centro histórico de la localidad. Además de los mencionados alcázar y acueducto, destacan en éste la magnífica catedral y diversos otros templos, de origen románico en general. Segovia cuenta en la actualidad con poco más de cincuenta mil habitantes, dedicados esencialmente a la industria alimentaria y el sector servicios, con especial predominancia del turismo. Cabe destacar también su excelente gastronomía, en la que cobra especial relevancia el cochinillo asado.