El origen de la localidad de Salamanca se encuentra en el cerro de San Vicente, donde existía un poblado íbero que fue conquistado por Aníbal en el siglo III a.C. Más tarde, se establecieron en ella los romanos, de cuya presencia queda el puente sobre el río Tormes que da acceso a la población. En la Edad Media la ciudad comenzó a ganar relevancia con la construcción de la actualmente conocida como Catedral Vieja y el establecimiento de la Universidad a mediados del siglo XIII. La sede catedralicia fue posteriormente trasladada a la Catedral Nueva, edificación gótica del siglo XVI que se halla junto a la anterior. Además de las primorosas fachadas platerescas de ésta y de la sede de la Universidad, destaca en su casco antiguo la grandiosa Plaza Mayor, diseñada en la primera mitad del siglo XVIII. Entre las abundantes edificaciones tanto religiosas como civiles que se reparten el espacio urbano hay que mencionar también el convento de San Esteban y la carismática Casa de las Conchas, ambos con fachadas platerescas a la altura de las anteriormente mencionadas.