Carente por completo de agua potable, la isla caboverdiana de Sal se mantuvo despoblada hasta la primera mitad del siglo XIX, cuando comenzaron a ser explotadas las salinas de Pedra de Lume. Al parecer, la abundancia de cloruro sódico en su territorio ya era conocida por los árabes establecidos al oeste del continente africano antes de la llegada de los europeos, hecho que se produjo a mediados del siglo XV. Tiene una superficie de doscientos dieciséis kilómetros cuadrados y es prácticamente plana, salvo alguna colina aislada. Este hecho provoca la ausencia casi total de lluvia debida a la falta de condensación, lo que redunda en una considerable aridez del terreno que contrasta con la denominación del estado al que pertenece. En la actualidad, cuenta con unos treinta y cinco mil habitantes, que se dedican fundamentalmente al turismo y están establecidos casi en su totalidad en las localidades de Espargos, Santa Maria y Palmeira.