Compuesto por siete arcos de medio punto, el mayor de los cuales se eleva hasta los veinticinco metros de altura, el denominado Puente Viejo de Manresa es una fiel reconstrucción de un puente medieval que cruzaba el río Cardener en este mismo lugar. Sus orígenes se remontan hasta el siglo XII, aunque se mantiene la creencia de que existió una versión romana anterior. Tras superar numerosas vicisitudes a lo largo de ocho siglos, fue destruido en 1939 por parte de tropas republicanas que trataban de cubrir su retirada en su huida hacia Francia. Durante algo más de dos décadas se mantuvo en estado ruinoso, hasta que fue reedificado manteniendo su perfil original a comienzos de los años sesenta del siglo XX.