Prambanan (por Jorge Sánchez)
Con base en Yogyakarta empleé un día entero en visitar Borobudur y volví a media tarde a mi hostal lleno de regocijo. Y el siguiente día lo dediqué a Prambanan y también regresé encantado a Yogyakarta. Sin embargo, debo reconocer que sintiéndome más identificado con el Budismo que con el Hinduismo, Borobudur me atrajo más que Prambanan, aunque esto es algo personal. Al acercarte a pie a Prambanan, el que antes haya estado en Angkor Wat (Camboya) encuentra ya desde la distancia ciertos parecidos entre ambos complejos. Pero Prambanan, aunque más pequeño, es 3 siglos más antiguo que Angkor Wat.
Aunque mi primera visita a Prambanan la realicé el año 1983 y no estaba aún inscrita en la lista de patrimonios mundiales de UNESCO (lo estaría en el año 1991), ya había entonces algunos turistas extranjeros (sobre todo alemanes), pero los superaban los turistas indonesios, incluyendo grupos escolares. En la entrada estaba dibujado un esquema representando cómo debió de ser Prambanan cuando se fundó, y me quedé un rato mirándolo para aprender y tratar de entender la gran maravilla que tenía ante mí. Por lo que allí vi interpreté que el complejo consistía en tres templos principales, siendo la altura del más alto de casi 50 metros, y representaban a los dioses hindúes Brama, Shiva y Visnú. Además, había otros templos dedicados a deidades de menor categoría y hasta a animales, superando en 200 la cantidad de los templos originales, o más exactamente 240, según afirmaba el esquema. Debido a varios terremotos a lo largo de los siglos, más erupciones de volcanes, rayos y truenos, el complejo fue abandonado y muchos templos acabaron destruidos.
También merecieron mi atención diversas estatuas supervivientes de las 1.000 que hubo en un principio, y sobre todo pasé mucho rato escrutando los relieves que describían de manera muy real escenas del libro épico Ramayana. Regresé satisfecho a mi hostal de Yogyakarta y el día siguiente me dirigí al monte Bromo para escalar al cráter de su volcán.