Plazas eternas
A imagen y semejanza del papel que interpretaba el Foro dos milenios atrás, la Plaza es en la Roma de hoy un elemento importante para la fisonomía de la ciudad. Las hay de diferentes formas y tamaños, con obeliscos o sin ellos, adornadas con prodigiosas estatuas o no, mostrando exquisitas fuentes o carentes de ellas pero todas cumplen a la perfección la función de ser el principal nexo de unión entre los ciudadanos romanos. Buena prueba de ello es la casi siempre abarrotada escalinata que lleva desde la Piazza di Spagna hasta la colina donde está situada la iglesia de la Trinità dei Monti. Mostrada en numerosas películas, sus escalones atrajeron ya al poeta romántico John Keats, que quiso morir al lado de ellos. Justo allí, en la que fue su casa, existe ahora un museo en su memoria.
El número de obeliscos que pueden verse en la capital italiana es cuando menos sorprendente. Sin contar los contemporáneos, existen ocho de procedencia egipcia y otros cinco cuyo origen es propiamente romano. No incluye esta cifra las columnas triunfales erigidas en memoria de algunos emperadores, como la famosa Columna Trajana o la no menos conocida Columna de Marco Aurelio, sita en la denominada Piazza Colonna. Uno de los obeliscos más impactantes de Roma es el llamado Flaminio, erigido por Ramsés II y traído hasta aquí desde Heliópolis por el Emperador Augusto. Se levanta en la actualidad en el centro de la Piazza del Popolo, probablemente la más grande de toda la ciudad, protegido por cuatro leones a la manera de fuentes.
No se puede decir que la Piazza de Trevi impresione por sus dimensiones, aunque sin duda lo hace la fuente que la ocupa casi por completo. La Fontana di Trevi es de largo la más visitada de la ciudad y, en su versión actual, fue diseñada por el famoso escultor Bernini en el siglo XVII, aunque luego sufrió diversas remodelaciones. Se construyó precisamente allí para seguir la tradición romana de erigir una fuente en el lugar donde finalizaba un acueducto, en este caso el llamado Acqua Vergine. Y en una ciudad tan cinematográfica como ésta no podía faltar una escena que la inmortalizara, obra en este caso de Federico Fellini quien, en La dolce vita, nos mostró a una hermosísima y sensual Anita Ekberg bañándose de noche en ella ante los apasionados ojos de Marcello Mastroianni.
Piazza Navona debe su particular forma elíptica al hecho de ocupar el espacio donde se situaba el llamado Estadio de Domiciano, mandado construir por este Emperador para celebrar competiciones deportivas. No me parece exagerado afirmar que ésta es una de las plazas más hermosas del mundo, tanto por los edificios que la circundan como por los monumentos que contiene. Destaca sobre todos ellos una obra maestra de Bernini, la muy renombrada Fontana dei Quattro Fiumi, que muestra alegorías de los que en el siglo XVII se pensaba eran los ríos más grandes de cada uno de los continentes: Danubio, Ganges, Nilo y Río de la Plata. En un alarde de genialidad, el gran escultor barroco la coronó además con un obelisco romano, encargado por el mismo Emperador que fue responsable indirecto del diseño de la plaza.
Alejada por completo de la espectacularidad con frecuencia exagerada del Barroco, Campo de’ Fiori es mi plaza romana favorita. La única estatua aquí presente es una imagen del filósofo Giordano Bruno, erigida exactamente en el lugar donde fue quemado vivo, en compañía de sus libros, bajo el pretexto de tener unas ideas un tanto revolucionarias para la época. El característico tono anaranjado de los viejos edificios que la rodean, unido al hecho de que aún siga celebrándose en ella un tradicional mercado, le proporcionan un cierto matiz diferenciador con respecto al resto. A pesar de su aspecto austero, Campo de’ Fiori es indudablemente la Plaza que mejor se adapta hoy día a las funciones comerciales y sociales que caracterizaban al Foro en aquella ciudad a la que todos los caminos llevaban.
Las piazzas son una de los mejores cosas de, quizás, la ciudad mas bonita del mundo. Yo personalmente me quedo con la perfección y la exquisitez del Campidoglio/Capitolio, mi lugar favorito de Roma. Y otra plaza que tiene mucho encanto, especialmente por la noche, es la del Trastevere.
Un post muy entretenido, como siempre.
Un abrazo
Sé de tu debilidad por Roma y también la comparto en cierto modo. Es una de esas pocas ciudades que por muchas veces que la visites siempre te queda algo por ver. En alguna ocasión he pasado por el Campidoglio y también por la plaza del Trastevere, pero debo admitir que no les he prestado demasiada atención. Una buena excusa para volver una y otra vez a Roma.
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.
Roma y sus plazas…son uno de mis lugares favoritos del mundo. No sé cuál me gusta más…todas, la de la Rotonda con el impresionante Panteón, la Navona, en la que no es difícil imaginar su antigua utilidad, Campo di Fiori, con su animado mercado,..en fin, deseando volver a la ciudad eterna que hace más de 10 años que no voy por allí.
Las plazas de Roma dan para mucho, porque hay tantas que es difícil decantarse tan solo por unas pocas de ellas. En este post he mencionado algunas, pero también destacaría otras como el Campidoglio, la del Trastevere y, por supuesto, Piazza della Rotonda, con ese impresionante Panteón que es una de las edificaciones más impactantes de la ciudad.
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.
es difícil escoger una plaza en Roma, por la vida quizás me quedo con la Navona, pero por la historia por la plaza de la Republica …
en cualquier caso este comentario es para desearte un muy feliz 2017
un abrazo desde el sur !
Igualmente para ti, Any. Espero que este 2017 te colme de satisfacciones.
Un fuerte abrazo.