Para muchos la plaza más bonita de España, la renombrada Plaza Mayor de Salamanca es quizás la obra más emblemática del arquitecto barroco Alberto de Churriguera. Fue éste quien impulsó la creación de este espacio con la construcción del Pabellón Real, que ocupa el lado este del mismo, y el Pabellón de San Martín, situado en su ala sur. Una vez fallecido Churriguera, el arquitecto gallego Andrés García de Quiñones se encargó de terminarla a mediados del siglo XVIII con la construcción del magnífico Ayuntamiento. El resultado es una estructura con forma de cuadrado irregular, cada uno de cuyos lados mide entre setenta y cinco y ochenta y dos metros. Cuenta con soportales que sostienen un total de ochenta y ocho arcos de medio punto. Para su diseño se tomó como modelo el de la Plaza Mayor de Madrid, aunque su estética barroca difiere considerablemente de la de ésta. A mediados del siglo XX fue liberada de los jardines y el quiosco de música que ocupaban su interior, recuperando así una imagen más cercana a la que debió tener en sus orígenes.
