Atípica en el entorno donde se encuadra, pues por su diseño parece una plaza mayor castellana, la plaza de la Corredera ocupa un lugar preponderante en el barrio cordobés de la Axerquía. Esa zona estaba situada extramuros durante la Córdoba musulmana y allí se instaló un mercado ya en el siglo XV. A finales del siglo XVII, el corregidor Francisco Ronquillo Briceño decidió modernizar este espacio urbano de manera acorde a los nuevos tiempos. Del proyecto se encargó el arquitecto salmantino Antonio Ramos Valdés, quien le proporcionó un inequívoco aroma a su tierra. Rodeada por soportales en todo su perímetro, la plaza tiene forma de un rectángulo irregular cuyo lado mayor tiene una longitud algo superior a los ciento diez metros. Durante las obras se decidió respetar dos construcciones anteriores a la misma: la antigua casa del corregidor, hoy día el mercado de Sánchez Peña, y las denominadas Casas de Doña Ana Jacinto. El resto de los edificios muestran un aspecto uniforme y fueron adquiridos por nobles y clérigos. Durante el siglo XVIII, numerosos eventos fueron celebrados en el recinto, entre ellos la proclamación del monarca Felipe V y diversos espectáculos de tauromaquia. Como curiosidad, la plaza de la Corredera es la única plaza mayor de forma cuadrangular en Andalucía.