Crédito: Óscar Marín Repoller
Si hubiera que aplicar un calificativo a la Plaza Alta de Badajoz, ése sería el de sorprendente. Prácticamente desconocida excepto para los pacenses, muestra forma de rectángulo irregular, con el lado más largo alcanzando unos noventa metros de longitud. Como ocurre con muchas otras plazas mayores españolas, el espacio que ocupa estaba dedicado anteriormente a la celebración del mercado local. Porticada en buena parte de su perímetro, a finales del siglo XVII fue sometida a una importante reestructuración, que debía culminar con la construcción de las denominadas Casas Coloradas. Sin embargo, el comienzo de la Guerra de Sucesión en 1703 dejó a éstas inacabadas y debido a ello la plaza ofrece al visitante dos zonas bien diferenciadas. Una de ellas, junto al arco del Peso, mantiene una influencia medieval en algunas de sus edificaciones; la otra, alrededor del arco del Toril, está formada por las mencionadas Casas Coloradas. Además de la antigua Casa Consistorial de Badajoz, en la Plaza Alta destacaba una edificación, construida a finales del siglo XIX según los principios de la arquitectura del hierro y el cristal, que servía como mercado de abastos. En la década de los setenta del siglo XX fue retirada de allí y trasladada al campus universitario local, donde aún se mantiene en buen estado.
