Piton des Neiges (por Jorge Sánchez)
Inicié este fácil trekking de coser y cantar, en las cercanías de una población llamada Saint-Louis, y al día siguiente lo concluiría en Saint-Benoit, cruzando de costa a costa la isla de Reunión. El primer día llegué hasta una especie de campamento base, llamado Cilaos. Había allí un refugio llamado Gîte du Piton des Neiges, con una cabaña alquilando cuartos y vendiendo productos de alimentación más bebidas. No acometí la subida al Piton des Neiges ese mismo día, sino que preferí descansar y aclimatarme a la altitud. Dormí dentro de mi saco, pues encontré el precio del refugio algo caro. Madrugué y junto a varios franceses acometí la ascensión. Llevaba conmigo 2 litros de agua más un buen bocadillo de mortadela. Y para el frío me había puesto toda la ropa que llevaba en mi pequeña bolsa.
Todo el sendero está marcado, uno ha de ser muy despistado para extraviarse. Las vistas eran magníficas, sobre todo a la salida del sol. Vi bosques, cataratas y los picos de los dos volcanes de la isla (Piton des Neiges y Piton de la Fournaise). Había turistas que en la cima (a 3.070 metros) ya hacían planes para ascender al día siguiente el Piton de la Fournaise. Pero yo ya tenía bastante con un «pitón». Conté que entre la subida y el descenso habían transcurrido 10 horas. Y como no me quería quedar allí a pasar una segunda noche, descendí hasta Saint-Benoit, desde donde hice autostop y pronto alcancé Saint-Denis, instalándome en mi banco de madera del parque central para pasar la noche.