Crédito: Pierre Metivier
Tras alcanzar su máxima expresión en los aproximadamente tres mil cuatrocientos metros del Aneto, localizado en su parte central, los Pirineos van perdiendo progresivamente altura tanto hacia el oeste como hacia el este. En su zona oriental el descenso se hace más acusado tras sobrepasar el estado de Andorra, a partir del cual ninguna cima culmina los tres mil metros. Ya cerca del Mediterráneo se encuentra el macizo de la Albera, que sirve como frontera entre España y Francia en ese punto y donde apenas se superan los mil doscientos cincuenta metros. Sus valores naturales y culturales son indudables, tanto que la parte española de la sierra está protegida como Paraje Natural, mientras que la francesa a su vez lo está como Reserva Natural. Dólmenes, menhires, castillos, torres medievales, monasterios benedictinos e iglesias románicas se hallan dispersos por una zona en la que hayedos, robledales y castañares dan paso al bosque mediterráneo compuesto por encinas, alcornoques y diversos tipos de matorral conforme se intuye la cercanía del Mare Nostrum. Se llega a éste a través de los cabos Béar, en Francia, y Creus, en España, donde los Pirineos llegan hasta el borde del agua formando una costa escarpada, en la que se nota la influencia del ser humano desde la antigüedad.