Grandiosa edificación localizada en la ciudad francesa de Aviñón, el conocido como Palacio de los Papas fue construido a mediados del siglo XIV. En realidad, el conjunto está dividido en dos partes: el denominado Palais Vieux, que fue encargado por Benedicto XII en la década de los treinta del mencionado siglo; y el llamado Palais Neuf, obra de su sucesor, Clemente VI, una decena de años más tarde. En esa época, Aviñón era la sede pontificia y la residencia del Papa debía estar acorde al personaje que la habitaba, por lo que la Iglesia destinó enormes sumas de dinero a los trabajos. La majestuosidad del resultado final está todavía a la vista, a pesar de que el palacio se fue deteriorando tras la vuelta del Papa a Roma en 1377 y el final del cisma papal, ocurrido a comienzos del siglo XV. Tras diversas vicisitudes, que, entre otras, incluyen su uso como barracón militar, prisión y hasta establo, a principios del siglo XX fue reconvertido en museo, función que todavía hoy sigue desempeñando. Con sus más de quince mil metros cuadrados de superficie, el palacio de los Papas está considerado la mayor obra del gótico civil.