Palacio de la Moneda (por Jorge Sánchez)
Tuve la oportunidad de visitar este imponente palacio por dentro y por fuera, de manera gratuita. Además, coincidí con uno de los días del cambio de guardia, con caballos y músicos. El despliegue de medios fue tan espectacular que aquello más bien parecía el rodaje de una superproducción en Hollywood, tipo Ben-Hur, o Lo que el viento se llevó.
Primero entramos unos cuantos curiosos en el palacio y nos fueron mostrando diferentes salas, casi todas bautizadas con nombres de colores, como Salón Amarillo, Salón Azul, Salón Rojo…. Y también vi salones dedicados a Pedro de Valdivia, a los Edecanes, a la Independencia, etc. Una vez en el llamado Patio de los Cañones observé que esos cañones, fabricados por los españoles bajo las órdenes del barcelonés Virrey Amat (o Manuel de Amat y Junyent, que fue gobernador de Perú y Chile), se preservaban en perfecto estado, como si fueran nuevos. Incluso se podía leer en ellos el nombre del Virrey Amat grabado.
Los guardias eran muy amables y no ponían objeciones a dejarse fotografiar con los turistas, que éramos muchos, superando el centenar.
Pronto comenzó la música de trombones, trompetas, clarinetes, pitos y flautas, que cargaban medio centenar de músicos con sus uniformes militares. Al rato aparecieron al menos una cuarentena de caballos con sus cuarenta jinetes asiendo lanzas, y más de cien soldados con sus espadas y rifles. Los músicos interpretaron diversos temas conocidos universalmente. Me emocioné cuando el primero de ellos fue el Concierto de Aranjuez, del Maestro Rodrigo. También tocaron una samba, y ello era debido, sin duda, a la multitud de turistas brasileños que había por Santiago en esos días y no paraban de aplaudir. Los jinetes nos deleitaron con hábiles maniobras con sus caballos, se izó la bandera chilena, se hicieron diversas maniobras marciales y al cabo de una hora se acabó el espectáculo. Todos los asistentes estábamos regocijados.