Aunque su denominación suena demasiado pomposa, la funcionalidad inicial del madrileño Palacio de Cristal era la de servir como invernadero. Destinado, concretamente, a resguardar ejemplares de la exótica flora de Filipinas, aún posesión española en las décadas finales del siglo XIX. Esta magnífica estructura de cristal y hierro fue construida en el parque del Retiro para la Exposición de las Islas Filipinas, que se celebró en 1887. Su diseño se basó en el del mítico Crystal Palace londinense, que había sido edificado unas décadas atrás para otra exhibición similar. Tras cumplir satisfactoriamente la función que le había sido encomendada, sirvió para diversos propósitos adicionales. Entre otros, fue el lugar donde Manuel Azaña fue proclamado presidente de la Segunda República española en 1936. En la actualidad, su uso está enfocado a albergar exposiciones temporales, generalmente de arte moderno.