Dotado de un extraordinario sentido de la innovación, el arquitecto Antoni Gaudí creó un reducido pero magistral catálogo arquitectónico a lo largo de más de cincuenta años de carrera. Sus obras se caracterizan por su personal visión del modernismo, siempre ligada a las formas curvas y con un enfoque naturalista. La mayor parte de ellas se encuentran en Barcelona, donde destaca la Sagrada Familia, sin duda su proyecto más ambicioso y que no pudo ver terminado a pesar de dedicarle cuarenta años de su vida. Desarrolló también otros trabajos, como parte del diseño de la basílica de Montserrat, en varios lugares de Cataluña e incluso fuera de su tierra natal, concretamente la Casa Botines en León, el Palacio Episcopal de Astorga, el palacete conocido como El Capricho en Comillas y la restauración de la catedral de Palma. Siete de sus construcciones, la Casa Milà, la Casa Batlló, la Casa Vicens, el Park Güell, el Palacio Güell y la Fachada de la Natividad de la Sagrada Familia, todas ellas en Barcelona, además de la Cripta de la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló, están declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO.
