Nessebar (por Jorge Sánchez)
Viajé a Bulgaria por primera vez en el año 1980, cuando era una república socialista, y tuve que llegar a ella en compañía de un grupo de unos 50 españoles con un guía búlgaro obligatorio. Tras visitar durante varios días los lugares más bellos de ese país, como son el impactante monasterio de Rila, la milenaria ciudad de Plovdiv y los atractivos de la capital Sofía, un autobús nos llevó al grupo de españoles a pasar varios días en la ciudad de Burgas, en el mar Negro, y con base en ella cada día realizábamos excursiones a diversos lugares vecinos.
Uno de esos días nuestro guía nos anunció que visitaríamos en barca una isla llamada Nessebar.
Nessebar fue una isla durante muchos siglos, desde los tiempos de los tracios y cuando constituyó una colonia griega llamada Mesambria. Con posterioridad, romanos, bizantinos y turcos llegaron a dominar esa isla, hasta que se construyó un istmo artificial de unos 400 metros de longitud que la une al continente.
Por lo que nos contó el guía búlgaro, Nessebar alberga la mayor cantidad de iglesias per cápita y por metro cuadrado en el mundo. La isla mide unos 850 metros de largo por unos 300 metros de ancho, y en ella se llegaron a apiñar en el pasado más de 40 iglesias.
Al desembarcar en Nessebar el guía nos dio unas pocas explicaciones y nos dejó explorar la isla a nuestro aire durante 3 horas.
Pronto formamos varios grupitos de turistas y descubrimos una ciudad antigua preciosa, con calles sinuosas y empedradas, balcones de madera muy originales, ruinas bizantinas, restos de fortalezas y hasta algún que otro molino de viento. De las 40 iglesias que llegó a poseer Nessebar, encontramos unas 5 en ruinas y, de las otras 5 que estaban en buen estado, las que hallamos más atractivas fueron la del Cristo Pantocrátor y la de Santa Sofía.
Toda la isla nos pareció un museo a cielo abierto. No en vano a Nessebar se la denomina La perla del mar Negro.
Al cabo de las 3 horas de tiempo libre en la isla nos esperaba en el istmo artificial nuestro guía con un autocar para devolvernos a nuestro hotel en Burgas.