Nemrut Dag (por Jorge Sánchez)
No fue fácil llegar a Nemrut Dag en autobuses y un ferry, pues me tomó un día entero llegar allí desde la ciudad de Tarso, donde se encuentra el Pozo de San Pablo. Ya era oscuro en Nemrut Golu. Hallé un albergue lleno de turistas europeos y alguna chica japonesa, cené y acordé con el dueño presenciar el amanecer en Nemrut Dag, y luego observar el santuario de rey Antíoco I.
Justo a las 4 de la madrugada nos llevaron a dos chicas japonesas y a mí en un jeep a la base de la montaña, donde pagamos la entrada al recinto. Una vez con el billete en la mano caminamos por un sendero de madera hasta el santuario. Allí habría varias docenas de viajeros que habían pasado la noche dentro de sus sacos de dormir. Yo no sabía que era posible pernoctar en ese sitio, sino me habría animado a unirme a ellos, en vez de pagar el albergue. Hacía fresco y muchos viajeros se cubrían con mantas.
La salida del sol fue inolvidable. Agradecí mucho al dueño del albergue por haberme animado a madrugar para disfrutar de esos momentos. Tras ello rodeé la tumba de Antíoco I y por la parte posterior vi otras estatuas de cabezas humanas y de pájaros, de leones y dioses de las antiguas religiones de Armenia, Grecia y Persia (Ahura Mazda, Apolo, Hércules, etc.). Había letreros explicativos que te indicaban que Nemrut Dag era un santuario erigido como mausoleo durante el primer siglo antes de Cristo, durante los tiempos de Antíoco I, rey de la antigua región de Commagene (dentro del gran reino de Armenia).
La tumba de Antíoco I no ha sido aún localizada. Se cree que fue un rey pío. Tras mi visita a Nemrut Dag proseguí mi viaje por el este de Turquía y el Kurdistán.