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Georgia

Mtskheta (por Jorge Sánchez)

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Es fácil llegar a la vecina Mtsjeta desde Tbilisi, a apenas una hora en una furgoneta compartida con otros pasajeros. Al llegar al complejo central penetré en la catedral amurallada de Svetitsjoveli, o de los Doce Apóstoles, del siglo XI (aunque antes, en el siglo IV, hubo en ese mismo emplazamiento una iglesia). El nombre Svetitsjoveli significa en georgiano Pilar de Vida, y en el exterior de la catedral hay una cruz característica georgiana, en forma de sarmiento de vid.

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Según leí en un letrero, el cristianismo en Georgia fue introducido por una santa llamada Ninó de Georgia, que llegó a Mtsjeta en busca de la túnica de Jesucristo que recibió un hebreo custodio de la tumba de Nuestro Señor, entregándosela a su hermana Sidonia, que fue enterrada en Mtsjeta, asiendo la túnica entre sus manos. Tras comprar un cirio a un monaguillo me detuve ante el fresco representando a Jesucristo rodeado de los doce signos del zodíaco, lo cual me asombró hasta el máximo de los extremos. Cada signo del zodíaco representaba a un apóstol diferente, según sus caracteres y ademanes. Pasaría alrededor de una hora dentro de la catedral y observando los alrededores.

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El sitio de UNESCO comprende aún la vecina Iglesia del Monasterio de Samtavro, adonde caminé y llegué a ella en menos que canta un gallo. Había misa y participé en ella. Era un monasterio femenino muy venerado; en su patio se ubicaba una tumba muy venerada donde habían enterrado a un famoso archimandrita georgiano del siglo XX, llamado San Gabriel. En la puerta de salida un taxista propuso llevarme al monasterio de Jvari, que data del siglo VI, sito sobre una colina cercana, a precios moderados, así que acepté. Además, ese monasterio era el tercero de los tres sitios que comprende ese Patrimonio Mundial, y quería liquidármelos todos. Acordé con el taxista una espera de una hora, tiempo suficiente para visitar la iglesia y beberme un zumo de granada. De vuelta a Mtsjeta no tardé en acoplarme a una furgoneta (marshrutka) que una hora después me depositó en Tbilisi.

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