Monasterio de Poblet (por Jorge Sánchez)
Visité el monasterio de Poblet a principios del siglo XXI, completamente gratis, pues trabajaba de friegaplatos en un hotel de Lloret de Mar y un grupo de italianos solicitó en la recepción un acompañante que hablara su lengua para visitar ese monasterio y traducir del español al italiano lo que explicara el guía local, más los letreros. El recepcionista pensó en mí y pidió permiso al jefe de cocina para que me diera ese día libre y acompañara el grupo.
El día señalado llegamos en autobús al monasterio de Poblet en unas 3 horas. El monasterio era activo, masculino, y desde fuera lo encontramos grandioso, con muros sólidos y torres poderosas, aunque de aspecto austero. Al pagar las entradas: ¡sorpresa! en el precio iba incluido un guía local, y el que nos asignaron hablaba el italiano correctamente, mejor que yo, así que no trabajé, me limité a acompañar al grupo como un turista más. Nos cautivó el interior con las explicaciones de nuestro guía (luego supimos que era un monje del monasterio, aunque iba vestido de paisano). Los italianos eran personas mayores de aspecto circunspecto, estudiosos de la historia religiosa, por ello yo no sólo iba aprendiendo de las explicaciones del guía, sino también de los comentarios y observaciones de los italianos.
El guía/monje nos explicó que ese era un monasterio cisterciense y había sido fundado en el siglo XII, siendo pues uno de los primeros cenobios de la Santa Orden del Císter (fundada en Francia en el siglo XI) establecidos en España. Por lo general, se acepta que los primeros monasterios de esta orden en España, y anteriores al de Poblet, fueron los de Fitero (en Navarra) y Sobrado dos Monxes (en La Coruña). Entramos en la iglesia de Santa María, donde apreciamos su retablo de alabastro. También se nos mostró la biblioteca y la trapeza (refectorio), el claustro, el Palacio del rey Martín I de Aragón y varios sepulcros reales de la Corona de Aragón, incluyendo tumbas de obispos, condesas e infantes. Hay historiadores que comparan este panteón con reyes aragoneses en Poblet (unido al de Santas Creus, también en la provincia de Tarragona, y que alberga otro panteón de reyes aragoneses), con el madrileño de El Escorial. En general, la arquitectura del monasterio adolecía de pompa o extravagancias; era más bien funcional, con grandes salas de proporciones armoniosas que agradaban a la vista.
En total, la excursión duró aproximadamente una hora, que se nos pasó volando. Todos, uno por uno, agradecimos efusivamente al guía/monje su amabilidad, erudición y perfecto dominio del italiano. Al acabar la excursión tendría otra grata sorpresa: en la tienda del monasterio los italianos compraron muchos artículos alimenticios que producen los monjes, como miel, galletas, aceite de oliva, peladillas de almendras, queso, etc. Y a mí, como interpretaron que era el jefecillo del grupo, me regalaron una botella de vino local en concepto de comisión, que me la bebería esa misma noche junto a mis compañeros de cocina.