Merv (por Jorge Sánchez)
En Bakú (Azerbaiyán) abordé un barco a través del Mar Caspio que a la mañana siguiente me depositó en la antigua ciudad de Krasnovodsk, hoy conocida como Turkmenbashi (Turkmenistán). Era el año 1996. En Emigración me concedieron sólo 3 días de tránsito. Tenía que correr. Mi siguiente destino era Uzbekistán, para donde tenía un visado de un mes. Apenas me dio tiempo de pasar ese día en Krasnovodsk, donde pasé el resto del día, hasta que por la noche viajé en tren a la capital del país, Ashgabat (o Asjabad, como se escribe en español), una ciudad que sorprende por lo moderna, pero carece de un casco histórico, ya que fue destruido por un terremoto. Ahora me quedaba un día más para conocer algún otro sitio interesante entre Ashgabat y Chardzhou, en la frontera con Uzbekistán, si no quería ser multado por exceder el tiempo de mi visado.
Pero por el camino me detuve en Mary, pues deseaba visitar un sitio UNESCO relacionado con la Ruta de la Seda, la antigua Merv, erigida sobre un oasis. Una vez en Mary unos taxistas se me ofrecieron para conocer en unas 3 horas las ruinas más sobresalientes de Merv. Y aunque soy reacio a utilizar los servicios de un taxi, esta vez accedí, pues no había otro modo de conocer esos vestigios milenarios. Además, el taxista me pidió un precio de risa que de inmediato acepté. Mi chófer fui muy amable, se excedió en el tiempo contratado, pero lo hizo como un regalo, ya que al decirle que era español se alegró. Le pregunté por el antiguo observatorio astronómico de Omar Jayam, pero él ignoraba su existencia. Me paró en unos cuatro sitios, además de donde le pedía sobre la marcha. Uno de ellos fue el famoso arco Qyz Kala. También nos detuvimos ante un mausoleo.
Poco más vi de la antigua Merv, ciudad que en sus mejores tiempos sobrepasó en población a Constantinopla, hasta que fue arrasada por los mongoles y prácticamente todos sus habitantes, sobre un millón, fueron asesinados, matanza que está considerada como una de las más atroces en la historia de la Humanidad. Acabada la excursión el taxista me depositó en la estación de trenes de Mary, donde cogí el primero que salía hacia Chardzhou, y una vez allí crucé el río Amu Daria para penetrar en territorio uzbeco. Esos tres intensos días habían pasado muy rápido.