Este sitio indicativo contempla cinco medinas, o centros históricos, dos en la isla de Anjouan (Mutsamudu y Domoni) y tres en la isla de Grand Comora (Itsandra, Iconi y Moroni). Como en el año que estuve en estas islas (1998) no estaba interesado en visitar sitios UNESCO ni de la lista indicativa, me perdí haber conocido cuatro medinas, que seguro son muy interesantes. Pero al menos una de ellas sí que la conocí bien, durante dos días, la de Moroni, la capital del país, en la isla Gran Comora.

El aeropuerto no se halla muy lejos de Moroni, a sólo unos 20 kilómetros de distancia, así que decidí caminar hasta llegar allí. Encontré alojamiento a un precio moderado dentro de la medina, dejé mi bolsa y me dediqué a conocer su mezquita, llamada «de los Viernes», su zoco y hacer amistad con sus gentes bebiendo tés con ellos en las tascas. Noté a los comoranos una raza muy curiosa y de corta estatura; ellos mismos me dijeron que son una mezcla de negros bantúes, árabes y malgaches. Prácticamente todo el mundo profesa el islam y habla francés, además de un sui géneris swahili, y hasta el árabe.

Todo giraba en torno a la gran mezquita. Me paseé por sus antiguos palacios, sus callejones estrechos y entraba en casi todas las cafetería para beber té. Noté que casi todas las mujeres se untaban una pomada en la cara para evitar que el sol las convirtiera aún en más negras de lo que ya eran. En cuanto a la isla, es montañosa, volcánica. Vi lémures, de lo que me sorprendí, pues creía que este animal mora únicamente en Madagascar. Dos días más tarde abandoné con pena Moroni para regresar al aeropuerto y volar a otra isla comora, pero ésta en manos francesas: Mayotte.