San Carlos de Bariloche es una localidad de la Patagonia argentina situada en el interior del Parque Nacional Nahuel Huapi, concretamente en la orilla sur del lago del mismo nombre. Ciudad de corta historia, pues fue oficialmente fundada ya a comienzos del siglo XX, sus primeros colonizadores fueron expedicionarios y misioneros que se asentaron en una zona ampliamente poblada por los nativos indígenas. Buena parte de la gente que aquí se estableció tenía origen centroeuropeo, hecho que determinó el estilo arquitectónico de la población. Así, sus viviendas estaban mayoritariamente construidas en madera y aún hoy día presentan un aspecto de claras reminiscencias alpinas. Y quizás el hecho de que muchos de ellos procedían del vecino país de Chile determinó el nombre de la villa, cuyo topónimo deriva de la voz mapuche vuriloche, que significa habitantes del otro lado de la montaña.

A pesar de que la arquitectura alpina de buena parte de sus construcciones no deja de ser curiosa, no me pareció San Carlos de Bariloche una ciudad hermosa, al menos en comparación con el espectacular entorno donde se encuadra. El Parque Nacional Nahuel Huapi fue la primera zona protegida en Argentina y en ella pueden verse diversos ecosistemas, que varían desde la alta montaña al bosque húmedo. Sus más de siete mil kilómetros cuadrados son una constante sucesión de ríos, lagos, arroyos, cascadas, bosques y montañas de diferentes alturas. Toda una explosión la de la naturaleza en este área, que todavía se mantiene prácticamente virgen a pesar de que la presión humana se ha incrementado en los últimos tiempos, donde habitan numerosas especies animales y vegetales, muchas de ellas autóctonas.

Procedente de Buenos Aires llegó hasta aquí el explorador Francisco Moreno, quien fue determinante para que esta zona, poblada por diversos grupos indígenas como los puelches o los pehuenches hasta que fueron desplazados por los mapuches, quedara definitivamente bajo control argentino. No en vano fue él quien negoció en representación de Argentina la frontera patagónica con Chile, que hace poco más de un siglo no estaba bien delimitada aún. En su honor le fue asignado su nombre a un lago de aguas puras y cristalinas, al igual que se hizo tierras más abajo con el impresionante glaciar, ahora conocido como Perito Moreno, del cual él fue su descubridor. No se lo pusieron fácil los mapuches, famosos por su fiereza, quienes vendieron cara su piel antes de ser exterminados casi por completo.

Entre los lagos Nahuel Huapi y Moreno se encuentra el llamado Parque Municipal Llao Llao, zona boscosa que se extiende por las áreas costeras y algunas islas de ambos lagos, incluyendo diversas especies arbóreas endémicas. Dotada de un pintoresco atractivo, quizás sea ésta la zona que presenta un estado más inestable de todo el Parque Nacional, debido a la construcción de diversos chalets y algún que otro embarcadero en su contexto. Allí está situado también el famoso Hotel Llao Llao, edificio de aspecto tradicional y bastante integrado en el entorno a pesar de sus considerables dimensiones. Muy cerca se encuentra la capilla de San Eduardo, pequeña iglesia de curioso aspecto montañés que fue erigida para servir las necesidades religiosas de los huéspedes del hotel.

Se cuenta que por esta zona patagónica se movieron los famosos atracadores de bancos Butch Cassidy y Sundance Kid, cuyas andanzas fueron retratadas en la película Dos hombres y un destino de George Roy Hill, con los legendarios Paul Newman y Robert Redford dando vida a sus protagonistas. Aquí pasaron desapercibidos durante unos años mientras huían de las autoridades argentinas, que los habían identificado en la localidad de Cholila, situada algo más al sur. Eran otros tiempos. En la actualidad los visitantes de San Carlos de Bariloche son en buena parte europeos que disfrutan de este entorno maravilloso durante el verano austral. Sin olvidar a los brasileños, que vienen a practicar el esquí en los meses de invierno y lo hacen en tal número que esta atípica ciudad andina ya empieza a ser conocida como San Carlos de Brasiloche.