Ljubljana (por Jorge Sánchez)
Visité Liubliana un día entero, desde las 6 de la mañana hasta que empezó a oscurecer. En ese tiempo pude admirar moderadamente bien la ciudad, que es atravesada por el río Ljubljanica. Lo primero que visité fue la plaza central dedicada al poeta Preseren. Allí estaban todos los sitios más bellos de la ciudad, empezando por la iglesia católica (barroca, del siglo XVII) llamada de la Anunciación, habitada por los franciscanos (que sería lo que más me gustó de la ciudad, junto al puente de los dragones). Allí el frente se erguía la estatua del poeta esloveno France Preseren, y a pocos metros el famoso Tromostovje, o triple puente, obra del arquitecto Jože Plečnik, que intentó embellecer su ciudad al estilo de Atenas.
Llegué a conocer varios de los trabajos de Plečnik, como por ejemplo el colosal edificio de la Biblioteca Nacional y Universitaria (sólo por fuera). Su casa no la visité por dentro; tan sólo admiré su arquitectura exterior. En la Oficina de Turismo me informaron que Jože Plečnik también había diseñado un cementerio en las afueras de la ciudad, pero me dio pena ir a verlo pues soy muy aprensivo a esos sitios. En cambio, sí que fui al Mercado Central, obra suya, donde compré una rodaja de sandía. También vi sus columnas del Mercado a orillas del río. Plečnik construyó bellos edificios Art Nouveau no sólo en Liubliana, sino también en Praga, Viena y Belgrado.
Cuando cayó la tarde viajé en autobús a la bella Koper, la antigua Capodistria, en el litoral esloveno, cerca de la frontera con Italia, donde pasaría esa noche.