Las Palmas (por Jorge Sánchez)
El centro histórico de Las Palmas es encantador. Llegué a conocerlo bien pues hasta me alojé dos noches seguidas en el Hotel Madrid, en la Plaza Mayor, justo frente a la Catedral de Santa Ana, adonde asistía a misa por las mañanas y compraba cirios.
Esa catedral era maravillosa. No sabría decir si era más bella de día, o por la noche, cuando la iluminaban y la contemplaba desde el balcón de mi habitación, o bien tomándome una copa de vino de Ribera del Duero en la terraza de mi hotel. Posee trece capillas y diversas pinturas de artistas notables españoles. En su parte posterior se halla la Ermita de San Antonio Abad, en cuyas paredes encontré una placa de mármol donde estaba escrito: «En este Santo Lugar oró COLÓN. 1492 – 1892».
Esa zona, llamada Barrio de Triana (lo mismo que el Barrio de Vegueta), estaba llena de iglesias, palacios y casas antiguas con balcones de madera, similares a los que se encuentran en ciudades hispanoamericanas como Lima, Potosí, o Cartagena de Indias. A decir verdad, me extrañó que la ciudad de Las Palmas no estuviera aún inscrita como Patrimonio de la Humanidad en la organización UNESCO, pues tiene merecimientos de sobra.
La parte moderna no me gustó tanto, por ello siempre pasaba el tiempo en la parte antigua, callejeando y entrando en todos los sitios que encontraba históricos, como la Casa-Museo dedicada a nuestro genial escritor Benito Pérez Galdós.