Lago Tanganica (por Jorge Sánchez)
Viajé a Burundi en el año 1998. Llegué a su capital, Bujumbura, en barco atravesando el noreste del lago Tanganica, lo cual consideré un logro viajero ya que ese lago es el segundo más profundo del planeta, tras el Baikal, en Rusia.
Previamente, estando en Kigoma, Tanzania, gestioné el permiso para abandonar ese país con dirección a Burundi, en un barco de pasajeros cruzando el lago. Y a las 24 horas me fue concedida la autorización por la que apenas pagué el equivalente a 4 dólares americanos. La travesía tomó 12 horas, o toda la noche, y apenas dormí de lo emocionado que me sentía. Recordaba a mis héroes viajeros del pasado que me habían precedido en el lago Tanganica, tales como Livingstone, Stanley, Burton, Speke, y los olvidados viajeros portugueses y españoles que habían explorado África varios siglos antes que los ingleses, como por ejemplo Pedro Páez (descubridor europeo de las fuentes del Nilo Azul a principios del siglo XVII), Duarte Lopes (el primer europeo que admiró las cataratas hoy llamadas Victoria más las de Nyassa y el lago Tanganica, y escribió en 1578 un libro sobre esos lugares), o el Padre Silbeira (que casi al mismo tiempo que Duarte Lopes también contempló las cataratas Victoria).
Me alojé en el Burundi Palace, donde alquilé una habitación individual por el equivalente a 10 dólares americanos. Recuerdo que en ese hotel también se alojaron dos misioneros españoles que habían ido a ayudar a los nativos a construir una pequeña fábrica de zapatos.
Bujumbura, debido a su posición geográfica, a orillas del lago Tanganica, me complació mucho más que Kigali, la capital de Ruanda, que visitaría tras tres días de permanencia en Bujumbura saboreando la atmósfera del lago y cenando pescado hasta la puesta del sol. Las sardinas que me servían a orillas del lago eran endémicas. De hecho el lago Tanganica alberga unas 500 especies de animales vertebrados e invertebrados que son únicos en el mundo. El lago, me contaron los misioneros españoles de mi hotel, tiene una superficie de unos 18.000 kilómetros cuadrados, lo que equivale a la de los territorios españoles de Euskadi y Navarra juntos.