MunDandy

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Japón

La sonrisa de Buda

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Buena parte de mis ratos libres infantiles los pasé delante de un libro que había en casa de mis padres y que me causaba una notable fascinación. Su título era algo así como Todas las Maravillas del Mundo, y mostraba imágenes, junto a una breve reseña, de lugares destacados de nuestro planeta. Muchas veces soñé entonces con visitar algunos de estos sitios en el futuro, y también en numerosas ocasiones he recordado aquel libro cuando por fin logré estar frente a ellos. Y entre tantas maravillas, creaciones de la naturaleza algunas y obra de la mano del hombre otras, destacaba una que, aunque se tratara tan solo de una estatua representando una figura humana, ejercía sobre mí un considerable magnetismo.

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Kamakura es una ciudad de tamaño medio situada en la costa oriental de Japón. A escasa distancia de Tokio y de Yokohama, y bien comunicada con ellas por tren, es un destino fácil de alcanzar para el visitante foráneo, aunque frecuentemente suele pasar desapercibido. No sucede lo mismo con el viajero nipón, conocedor tanto de la importancia histórica de esta localidad como del atractivo entorno en el que está situada. No en vano Kamakura llegó a ser considerada la capital del país en el siglo XIII, además de ser la localidad más poblada de Japón por delante de Kioto. Hoy día es una villa tranquila, desplegada entre colinas cubiertas de exuberante vegetación que dan paso a las arenas de la playa al descender hacia la bahía. Desde la cual, en días claros, puede apreciarse la enorme mole del sagrado Monte Fuji.

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La vasta historia de Kamakura queda reflejada en el alto número de templos budistas y santuarios sintoístas que se conservan en la ciudad. Buena parte de ellos fueron fundados en el siglo XIII, periodo en que la villa gozaba de su mayor esplendor. Tal es el caso del Tōkei-ji, templo budista fundado por una mujer, de nombre Koan, en memoria de su marido. Se hizo famoso este lugar porque hasta finales del siglo XIX concedía asilo a las mujeres separadas, que debían pasar allí tres años hasta lograr el divorcio oficial. Kenchō-ji es el templo zen más importante de la ciudad y una de las escuelas de este credo más antiguas del país. Anterior es el Hase-dera, construido en el siglo VIII para albergar una legendaria estatua de madera de la diosa Kannon.

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A pesar de su apreciable belleza, no era esa la figura que iba yo buscando en Kamakura, sino la del daibutsu que se encuentra en el templo Kōtoku-in. De más de trece metros de altura y casi cien toneladas de peso, esta estatua de bronce fue construida también en el siglo XIII y representa una imagen de Buda sentado en la posición de loto. Sus manos están unidas en actitud contemplativa, mostrando el gesto que se conoce como dhyani mudra. Su cabeza parece ligeramente inclinada como muestra de respeto, aparentando hallarse en pleno proceso de meditación. La expresión general de su rostro denota la habitual placidez que predica la filosofía zen.

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Pero lo que desde niño me atrajo de esta estatua es su enigmática sonrisa. Aunque, dependiendo del punto de la imagen hacia donde el espectador enfoque su mirada, puede intuirse una expresión seria en la figura, en el fondo parece que Buda sonríe para sí mismo. Posiblemente porque ha encontrado el satori, la iluminación. Cada vez que contemplo el rostro del daibutsu aparece en mi mente la representación de Lisa Gherardini, retratada de forma magistral por Leonardo da Vinci un cuarto de siglo más tarde y seguramente la efigie más admirada de todos los tiempos. Esposa de un rico comerciante florentino, quizás su satori particular le vino en forma de embarazo. Seguramente es descabellado pensar que pudo haber algún tipo de relación entre ambas enigmáticas sonrisas, pero es algo que mi imaginación infantil se niega por completo a descartar.

10 COMENTARIOS

  1. El Daibutsu es lo mas famoso de Kamakura y me gustó, pero siempre recomiendo visitar kita-kamakura y los preciosos templos que allí hay. Además apenas hay gente en esa zona, al menos no muchos occidentales.
    EL Tokei-ji en particular me gustó por su historia.
    Ya me han venido ganas de volver jeje Tengo pendiente el daibutsu trail!
    un saludo.

    • De la zona de Kita-Kamakura solo visitamos precisamente el Tokei-ji. Luego fuimos hacia la ciudad propiamente dicha y estuvimos en varios, pero lo que más me gustó fue el Daibutsu, quizás por las reminiscencias infantiles que me provocó.

      Muchas gracias por tu aportación.

  2. Me has recordado en el inicio de esta entrada los largos ratos que pasaba de niña mirando una enciclopedia de cinco tomos en la que se hablaba de las maravillas del mundo y soñaba con visitar todos y cada uno de esos lugares…un sitio a tener en cuenta, este que nos enseñas, para cuando por fin vaya a Japón. La teoría de la sonrisa, descabellada o no, es valida si en tu mente ambas expresiones se parecen, imaginación al poder!! Además….quién sabe…

    • Kamakura es de los lugares que más me gustó en Japón, no solo por sus templos, que también, sino porque es una pequeña ciudad con un ambiente relativamente campestre y más tranquila que las típicas del país. Además está bastante cerca de Tokio y bien comunicada, por lo que es una visita fácil y agradable.

      Con cinco tomos en tu enciclopedia tendrás una larga lista de sitios para ver. Espero que algún día consigas visitarlos todos.

      Muchas gracias por tu aportación.

  3. Nihon! Nihon! Nihon! 🙂 Aun no he ido a Kamakura, pero lo tengo apuntado en la agenda para el próximo viaje. En el templo de Horyu-ji, cerca de Nara, uno de los mas importantes de todo el país, hay un buda apoyado en una pierna famoso por su (también) enigmática sonrisa. Esta expuesto en solitario en un pabellón que parece una villa de verano, hay que pagar extra para entrar a verlo, pero merece la pena. Mi suegra va un par de veces al anho y se sienta alli a llenarse de paz.

    saludos

    • No recuerdo el buda que mencionas, a pesar de haber estado en Horyu-ji. Tendré que volver a Nara.

      Kamakura te gustará, seguro. Es una ciudad agradable y de una considerable importancia histórica. No dejes de darle recuerdos de mi parte al Daibutsu cuando lo veas. 🙂

      Muchas gracias por tu aportación.

      • Esta un poco escondido, en un lateral prácticamente fuera del recinto. Yo no creo que hubiese caído si no fuese porque mi suegra me lo dijo. Sabias que los japoneses consideran Horyu-ji uno de los mejores templos de todo el país y que siempre queda arriba cuando hacen votaciones a nivel nacional?

        • He leído que es el templo más venerado del país. Me resulta curioso que hagan encuestas de este estilo, me pregunto quien ganaría en España si hicieran algo similar respecto a las iglesias. ¿La catedral de Santiago quizás? ¿O la de Burgos?

  4. Floren casi me haces llorar…. Ese mismo libro lo teníamos en casa, y justamente leerlo una y otra vez durante mi niñez fue lo que despertó mi deseo de conocer en persona los iconos que aparecían en él, especialmente el Daibutsu de Kamakura. Huelga decir que en mi primer viaje a Japón la primera visita que marqué como imprescindible fue la de la antigua capital 😉

    • Todavía anda por casa de mis padres, y no hace mucho estuve hojeándolo para recordar momentos de mi infancia. Especialmente hubo dos lugares que se me quedaron grabados de niño y supe que algún día los vería con mis propios ojos: uno fue el Daibutsu, el otro Baalbek en el Líbano. Y fue muy emocionante cuando estuve en ambos, recordé al niño que era entonces y que en buena parte lo sigo siendo.

      Espero haberte traído buenos recuerdos con este relato. Y me alegra mucho que pudieras hacer realidad tu sueño de estar frente al Daibutsu.

      Un abrazo.

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