La piscina de nylon
Nada mejor para una persona con probadas tendencias viajeras y una subyacente predisposición al nomadismo que comenzar un nuevo año lo más alejada posible de esa dura realidad cotidiana que le hace llevar una existencia sedentaria. Teniendo en cuenta que aquel comienzo de enero no daba paso solamente a un ciclo anual más, sino que significaba el punto de partida de una nueva década, que menos que estrenarla en un lugar donde los hados pudieran darse por aludidos y otorgarnos numerosas experiencias similares en los tiempos venideros. Con esta idea picoteándome el subconsciente habíamos llegado a Tobago unos días atrás, cuando 2010 ya ponía proa velozmente hacia su ocaso.
Y aunque ese primer día de 2011 debía ser el último de nuestra permanencia en el más pequeño de los territorios hermanos que componen Trinidad y Tobago, el nuevo año nos despertaba con la sorpresa de la cancelación del vuelo que debía suponer nuestra salida del país. La noticia me causó un sabor agridulce, pues por una parte nos hacía perder algún día de estancia en nuestro siguiente destino, la isla de San Vicente. Mientras que por otra nos daba la posibilidad de visitar otros lugares en la tranquila Tobago, que tan buen sabor de boca me había dejado hasta entonces. Uno de los primeros en la lista era Buccoo Reef, arrecife de coral situado a escasa distancia de la costa sur de la isla y que prometía ser un lugar apropiado para la práctica del buceo de superficie.
Aunque no tenía demasiadas referencias de este arrecife hasta entonces, Buccoo Reef está considerado uno de los lugares del Caribe que presenta corales en mejor estado. A pesar de que con sus doce kilómetros cuadrados de superficie no pueda compararse a la Gran Barrera de Coral, la riqueza de su hábitat no desmerece a la del inmenso arrecife australiano. Basta indicar que el renombrado oceanógrafo Jacques Cousteau lo consideraba una de las reservas coralinas más impresionantes que había visto. Mucha parte de culpa de su todavía aceptable estado actual la tiene la protección de la que goza la zona desde hace casi cuarenta años. Sin olvidar ese sentido ecologista tan arraigado entre los habitantes de la isla, que ponen especial cuidado en que los corales no sean dañados ni por sus embarcaciones ni por visitantes inexpertos.
Desde un embarcadero situado entre manglares al suroeste de Tobago parten diversas lanchas, la mayoría de ellas con fondo de cristal, que llevan hasta el arrecife. La primera parada se hace usualmente en el sitio denominado Coral Gardens, donde se vislumbran diferentes tipos de corales, entre ellos el extraño y atrayente coral cerebro, a través del fondo transparente de la embarcación. Posteriormente se llega hasta una zona en la que está permitida la práctica del snorkel, mediante la cual pueden contemplarse algunas de las casi setenta especies de peces tropicales que viven en el arrecife, entre las que destacan el pez ángel o el pez loro. Con suerte, el buceador de superficie puede toparse además con algún habitante de mayor tamaño, como una manta o una tortuga marina.
Para completar el recorrido por el arrecife las embarcaciones suelen dirigirse al lugar conocido como la piscina de nylon, así bautizado por la Princesa Margarita de Inglaterra cuando la transparencia de sus aguas le recordó a las medias de ese material que vestía en aquel momento. Se trata de una barra arenosa que ocupa una parte del fondo marino, provocando que en algunas zonas el agua no llegue más arriba de la rodilla durante la bajamar. A pesar de que cuando nos dimos un baño la marea estaba un tanto alta, la sensación de estar considerablemente alejado de la orilla y que el nivel del mar no sobrepase la altura de tus hombros resulta ciertamente curiosa. A tan extraño fenómeno se añade una leyenda local, según la cual los afortunados que se sumergen en sus aguas rejuvenecen diez años al instante. Parece que mi espejo no se ha dado aún por aludido, aunque mantengo la confianza en que tan mágicas propiedades se manifiesten algún día, aunque sea con efectos retardados.
Pues será cuestión de ir, las fotografías invitan a ello, pero si además volvemos con 10 años menos, mejor que mejor :-). Desde luego un buen lugar para comenzar el año.
Tobago es una isla muy atractiva y bastante poco visitada, Laura. Y no solo tiene playas paradisíacas o los mejores arrecifes del Caribe para el buceo sino que también dispone de suficientes puntos culturales de interés como para no decepcionar al visitante.
Muchas gracias por tu aportación.