La isla de las esponjas
Localizada al norte de Rodas y a menos de diez kilómetros de Turquía, Symi es una de las islas del Dodecaneso, ese archipiélago griego que se extiende desafiante a lo largo de una costa turca que casi puede tocarse desde la mayor parte de sus componentes. Tal y como se infiere de su nombre, doce son las islas consideradas principales del grupo aunque el total se acerca a las dos centenas, de las cuales unas treinta están habitadas. Y entre esa docena de elegidas Symi es una de las más pequeñas con sus menos de sesenta kilómetros cuadrados, una superficie bastante inferior a la de Formentera. Pero a pesar de ser prácticamente un islote, esta islita conserva la personalidad característica con que la dotan su larga Historia y su atractiva fisonomía.
A la manera habitual en Grecia, el pasado de Symi está imbricado en esa mitología sin la cual es difícil entender incluso el hoy en día de este país. De acuerdo con ella, su denominación actual proviene del nombre de la ninfa Syme, una de las esposas de Poseidón a quien dio un hijo llamado Ctonio, que fue el creador de la isla. También se asegura que Symi fue el lugar de nacimiento de las tres Carites, que los romanos posteriormente denominarían Gracias, esas diosas de la belleza que fueron inmortalizadas por artistas tan reputados como Rafael o Rubens. Una prueba más de su importancia en el universo mitológico griego es la mención que Homero hace a la isla en su Ilíada al asegurar que en ella gobernaba el rey Nireo, considerado el más apuesto entre los helenos después de Aquiles y activo participante en la guerra de Troya.
Consideraciones mitológicas aparte, lo cierto es que evidencias arqueológicas demuestran que por Symi desfilaron diversas civilizaciones, entre ellas la romana y la bizantina, hasta su conquista por los caballeros de la Orden de Malta en el siglo XIV. Algo más adelante la isla cayó en poder de los otomanos, que se mantuvieron en ella durante cuatrocientos años, casi un siglo más que en la mayor parte del actual territorio griego. Tras declarar su independencia junto al resto de islas del Dodecaneso ya en el siglo XX, Symi fue ocupada por italianos, alemanes e ingleses, hasta que por fin consiguió su propósito de volver a formar parte de Grecia tras la finalización de la II Guerra Mundial.
Tal y como ocurrió con otras islas del Egeo, Symi alcanzó una cierta notoriedad en el siglo XIX, debido fundamentalmente a dos factores. Uno de ellos tenía que ver con sus astilleros, donde se construían embarcaciones que se hicieron famosas en la zona por su calidad. El otro estaba relacionado con la abundancia de esponjas en sus aguas, lo que permitió a sus habitantes alcanzar cierta riqueza con su pesca para fines comerciales. En aquella época su población llegó a superar los veinte mil habitantes, cantidad considerable para una isla tan pequeña, y de su prosperidad dan fe las mansiones construidas por entonces que aún pueden verse hoy día. Lamentablemente la madera necesaria para construir los barcos empezó a escasear y las esponjas prácticamente desaparecieron debido a una enfermedad, por lo que Symi cayó en un inexorable declive.
Y probablemente la isla estaría ahora despoblada por completo si no fuera por la llegada del turismo. Actualmente la población de Symi durante el periodo invernal supera por poco los dos mil habitantes, pero en verano llega incluso a triplicarse. Eso sin contar los numerosos visitantes que vienen a pasar el día desde otros lugares, en especial la no muy lejana isla de Rodas. La impresión inicial es algo decepcionante, pues la isla está pelada casi por completo al haber sido talados sus árboles para la obtención de madera en el pasado. Todo cambia cuando la embarcación entra en Gialos, uno de los puertos más bonitos del país en opinión de los propios griegos, desde donde se despliegan las viviendas encaladas de Chorio, como es conocida la parte alta de la villa. Es entonces cuando la pequeña Symi se apodera del corazón del viajero, que a la hora de partir se oprime como si de una de sus famosas esponjas, aún a la venta en la isla, se tratara.