La iglesia de las cinco cúpulas
Geroskipou es una población situada en la costa oeste de la isla de Chipre que, a pesar de estar muy cerca de la frecuentemente visitada ciudad de Pafos, suele pasar desapercibida para el viajero. Y eso que este pueblo cuenta con una historia tan larga que algunos autores sostienen que formó parte de la Atlántida, o incluso del mismísimo Paraíso a tenor de que su denominación puede traducirse como jardines sagrados. Se trata asimismo de una de las localidades más tradicionales del país, como lo prueba un conocido museo folklórico que allí tiene su sede. También es famosa en Chipre por sus apetitosos loukoumi, especie de gominolas usualmente conocidas como delicias helenas fuera del país. Pero a mi modo de ver lo más representativo de Geroskipou es la iglesia de Agia Paraskevi.
Edificada en su forma actual probablemente durante el siglo X, la iglesia bizantina de Agia Paraskevi fue levantada seguramente sobre algún templo anterior. Da fe de ello el hecho de que algunos de los frescos que decoran sus muros han sido datados en el siglo IX, incluso no es descartable que fueran pintados con bastante antelación. Su angosto, aunque coqueto, interior incluye también un valioso iconostasio del siglo XV. Pero más que su contenido, lo que hace de ella un templo único es su continente, de aspecto humilde y complejo a la vez. Una buena muestra es el exclusivo diseño de su cubierta, que consta de cinco cúpulas alineadas en forma de cruz. La mayor de todas ellas corona la nave principal, mientras que otras dos se sitúan sobre el centro de los corredores laterales.
No muy lejos de Geroskipou se encuentra la población de Tala, en cuyas inmediaciones un ermitaño de nombre Neofytos estableció una engleistra, o lugar de retiro, en el interior de una cueva allá por el siglo XII. Dice la leyenda que el propio eremita excavó la roca con sus propias manos hasta formar una gruta. Neofytos se alejó allí del mundanal ruido y vivió en solitario en tan poco confortable lugar durante más de una década, hasta que fue ordenado sacerdote por las autoridades eclesiásticas y un grupo de monjes se le unió. Tras su fallecimiento, fue declarado santo por la iglesia ortodoxa chipriota y hoy es frecuente objeto de veneración por parte de sus fieles. Se conservan aún en la engleistra algunos frescos originales, donde puede verse a Neofytos en actitud piadosa.
Con el paso del tiempo, la comunidad monástica en torno a la engleistra fue creciendo y acabó constituyendo el ahora conocido como monasterio de Agios Neofytos. La versión actual del katholikon, iglesia principal del complejo monástico, data del siglo XVI y presenta un aspecto algo robusto aunque no carece del todo de interés. Se conservan en ella algunos frescos, aunque la mayoría de los que llegó a contener fueron destruidos por un incendio hace algunos siglos. Merece destacar el pintoresco entorno donde está situado este recinto monástico, rodeado de colinas cubiertas por una densa vegetación mediterránea. Mientras contemplaba el lugar, no me cupo duda alguna de que Neofytos eligió un emplazamiento perfecto para la vida de eremita que había decidido seguir.
Tras ver algunas iglesias en el interior de Chipre mantuve una animada charla sobre la arquitectura religiosa del país con una experta en el tema. Al darse cuenta de mi interés, y enterarse de que estábamos pasando aquellos calurosos días de julio de 2004 en las inmediaciones de Pafos, me recomendó encarecidamente una visita al templo de Agia Paraskevi en Geroskipou. Nunca podré dejar de agradecer uno de los mejores consejos viajeros que he recibido. El día siguiente, la iglesia de las cinco cúpulas se mostraba a nuestros ojos en todo su esplendor. Si tenéis ocasión, no perdáis la oportunidad de acercaros hasta ella. Pero, por favor, mantened bien guardado el secreto.
Estupendo tip viajero. Hace cierto tiempo que tengo entre ceja y ceja las iglesias de la zona de Troodos, las cuales no sé como visitaré dado que a mi mujer no le gusta que alquilemos coches en según que sitios (en particular si conducen por la izquierda), pero de esta que hablas no había oído hablar jamás.
Nosotros tampoco alquilamos coche casi nunca, de hecho yo ni siquiera conduzco. A las iglesias de Troodos llegamos uniéndonos a un grupo, no vimos otra manera. Pero quizás sea posible llegar en transporte público hasta una población cercana y allí negociar con un taxi para que os lleve a ver algunas.
Geroskipou está muy cerca de Pafos, que también tiene bastante interés por sus yacimientos arqueológicos, precisamente. No hay ningún problema para acercarse a la iglesia desde allí.