Jelling (por Jorge Sánchez)
Los dos túmulos más las piedras rúnicas y la iglesia con el barco de piedra se hallan a 5 minutos a pie desde la estación de tren de Jelling. Comencé mis visitas subiendo a los dos túmulos funerarios para tener una vista panorámica del sitio y poder identificar la forma de barco que formaban las piedras megalíticas esparcidas por el campo de los alrededores. Tras ello admiré las dos runas principales que fueron allí colocadas por el hijo del rey vikingo Gorm. Esas dos runas estaban protegidas de las inclemencias del tiempo por un techo. Una de ellas mostraba inscripciones paganas, pero la otra contiene la primera mención del cristianismo en Dinamarca, pues la esposa del rey Gorm se convirtió a esta religión.
Tras ello entré en la iglesia, que fue lo que más me encantó de la visita. El exterior de la iglesia era ordinario, apenas atractivo, pues había sido reconstruida en el año 1100, ya que la primera iglesia, de madera, erigida por el hijo del rey Gorm, databa del siglo X pero sufrió un incendio. Su interior albergaba hermosos frescos del siglo XII; en lo alto había un barco a manera de lámpara y en un lateral se parte anterior estaba el órgano. Era una iglesia simple pero entrañable. Pregunté por el monaguillo para comprarle un cirio, pero no lo encontré.
Tras unos diez minutos tomando fotos a los frescos, cosa que estaba permitida, y a la vista de que el monaguillo no aparecía, entré en el museo localizado justo enfrente, donde empleé más de dos horas en admirarlo, de lo didáctico que era. Además, la entrada era gratuita y los empleados se mostraron muy amables. En las dos plantas de ese museo tan bien diseñado aprendí sobre la cultura de los vikingos, sobre el significado de las piedras rúnicas a través de un juego de láser, más sobre la historia de Dinamarca y sus posesiones en la península escandinava, en el norte de la Alemania de hoy, más en el mar Báltico. Tras esta estupenda visita, regresé gozoso a la estación de tren para marcharme a viajar a otra parte.