Jardín persa (Irán)
La creación y disfrute de los jardines es un hecho profundamente imbuido en la idiosincrasia persa desde tiempos inmemoriales. No en vano, se considera que su origen se remonta al cuarto milenio a.C., debido a la aparición de cerámica con diseño en forma de cruz procedente de esa época. En la era sasánida se introdujo el concepto del agua, fundamental en el zoroastrismo practicado entonces. Con la llegada de los árabes al actual territorio iraní comenzó a tomar relevancia el denominado chahar bagh, un estilo de jardín formado por cuatro canales y cuatro cuadrantes que representan las estaciones del año. Ya en el siglo XIII, la invasión mongola introdujo nuevas plantas, como los crisantemos, y el concepto del jardín persa fue exportado a otros lugares en Asia. Durante el periodo safávida se amplió la ornamentación y la grandiosidad de los recintos. En la actualidad, los jardines persas tradicionales permanecen asociados a numerosos monumentos históricos. Nueve de los existentes en Irán, entre los que se encuentran el jardín de Eram, el jardín de Fin, el jardín de Dolat Abad, el antiguo jardín de Pasargada y el jardín de Chehel Sotoun han sido declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.